Aventura en el Espacio



Hace mucho tiempo, en una ciudad donde el cielo siempre es azul y los sueños flotan, un grupo de animales fantásticos decidió jugar en el espacio. Eran amigos inseparables: Luz, la luciérnaga mágica; Brinco, el conejo saltarín; y Rayo, el dragón de colores.

Una mañana soleada, mientras exploraban el Parque Güell, Luz dijo: "¿Y si jugamos en el espacio?"-

Brinco, siempre entusiasta, respondió: "¡Sí! ¡Sería genial!"-

Rayo, con su mirada curiosa, añadió: "Podemos usar mis alas para volar hasta las estrellas y hacer una gran fiesta en la luna. ¿Qué dicen?"-

Y así, juntos comenzaron su aventura. Rayo batió sus enormes alas y al instante, Luz y Brinco se montaron en su espalda. En un abrir y cerrar de ojos, estaban volando entre planetas y estrellas, dejando atrás la Tierra.

Cuando llegaron a la luna, se encontraron con unos pequeños alienígenas verdes que estaban organizando una competencia de saltos. Al ver a Brinco, uno de ellos le dijo: "¡Tu tamaño es perfecto para competir!"-

"¿Competiendo con quién?"- preguntó Brinco, saltando emocionado.

"¡Con nosotros, claro!"- respondió el alienígena con una sonrisa. "El ganador será coronado rey de la luna por un día. ¿Te animás?"-

Brinco, lleno de confianza, aceptó. Mientras tanto, Luz y Rayo comenzaron a animarlo desde un costado, mientras observaban cómo Brinco realizaba saltos cada vez más altos.

El primer salto fue increíble, pero... ¡oh no! Al aterrizar, Brinco resbaló y cayó en un charco de polvo lunar. Todos rieron, pero Brinco se sintió un poco triste. "No voy a ganar así..."- pensó.

Luz, al darse cuenta de su desánimo, voló cerca y le dijo: "Brinco, no te preocupes. Lo importante es disfrutar y divertirte, no necesariamente ganar. ¿Qué tal si intentas de nuevo, pero esta vez divirtiéndote?"-

Brinco asintió, sintiendo que su amiga tenía razón. Cuando llegó su turno de nuevo, se concentró, respiró hondo y se lanzó al aire, esta vez dando saltos con alegría. "¡Mirá, estoy volando!"- gritó entre risas.

El público de alienígenas vitoreó, y aunque no ganó el concurso, se llevó el corazón repleto de felicidad.

Después de la competencia, los amigos decidieron explorar la luna. Rayo encontró un lugar donde las estrellas caían como nieve. "¡Miren!"- exclamó Rayo. "Vamos a hacer un muñeco de nieve estelar"-.

Y así, comenzaron a moldear sus visitantes especiales de la luna. Tras varios intentos, lograron crear un hermoso muñeco estelar con un gorro de luna y ojos brillantes.

Justo cuando estaban a punto de tomar una foto todos juntos, una enorme ola de estrellas comenzó a caer sobre ellos. Todos se miraron con asombro. "¿Qué está sucediendo?"- preguntó Luz, mientras intentaba volar más alto.

De repente, apareció una anciana estrella brillante que les dijo: "No teman, pequeños amigos. Esto es un regalo del universo. Los abrumaré con luz estelar para que nunca olviden este día. Recuerden siempre que lo importante no son los trofeos, sino las experiencias compartidas y el amor que se tienen entre ustedes"-

Los tres amigos se sintieron conmovidos y, mientras la luz estelar llenaba el aire, Rayo exclamó: "¡Wow! Esto es mejor que ganar un concurso!"-

Luz sonrió y agregó: "La verdadera magia está en la amistad y en los momentos que vivimos juntos"-.

Así fue como esos tres amigos volaron de regreso a la Tierra, con corazones rebosantes de alegría y gratitud, recordando que siempre hay aventuras por vivir, lo importante es siempre disfrutar, y que lo verdaderamente valioso son los lazos que se forman jugando, ya sea en la luna, en el espacio o en cualquier rincón del mundo.

Y desde entonces, cada vez que miran al cielo, saben que ahí donde caen las estrellas, siempre habrá un lugar especial donde su amistad brilla más que todo.

FIN.

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