Aventura en el Parque Saltamontes
En un hermoso día de sol, un grupo de amigos decidió salir a jugar en el Parque del Saltamontes. Este parque, lleno de césped verde y flores de todos los colores, era el lugar favorito de la pequeña abeja Beatriz, el grillo Gregorio y el saltamontes Santiago.
"¡Vamos a jugar al escondite!" - propuso Beatriz, agitando sus pequeñas alas doradas.
"Me encanta esa idea, pero yo siempre me escondo muy bien. ¿Quién nos va a buscar?" - respondió Santiago, con una sonrisa pícara.
"Yo puedo contar, y ustedes se esconden" - dijo Gregorio, moviendo sus patas. - “¿Listos? ”
Beatriz y Santiago asintieron y comenzaron a buscar sus mejores escondites entre las flores y el césped.
"Uno, dos, tres... ¡Listos o no, allá voy!" - gritó Gregorio con entusiasmo.
Mientras tanto, Beatriz se escondió detrás de una gran margarita, mientras que Santiago se metió en un pequeño arbusto.
"¡Los encontraré!" - dijo Gregorio, saltando de aquí para allá.
El grillo buscó detrás de un árbol enorme, revisó junto a un banco y miró en el arbusto donde se escondía Santiago.
"¡Te encontré!" - exclamó, y Santiago salió riendo de su escondite.
"No vale, te quedaste muy cerquita" - dijo el saltamontes, dándose cuenta de que sería fácil de encontrar. "¡Ahora tengo que buscar a Beatriz!"
Gregorio se fue saltando por el parque, mirando de un lado a otro, mientras Beatriz se contenía la risa detrás de la margarita. Justo cuando parecía que la iba a encontrar, Gregorio se distrajo al escuchar un hermoso canto de un pájaro:
"¡Qué lindo suena ese pájaro! Necesito saber cómo lo hace. ¡Les contaré a mis amigos!" - dijo Gregorio, ignorando el escondite de la abeja.
Beatriz, al ver que el grillo no la buscaba más, salió de su escondite y se rió.
"¡Te asustaste! Yo pensé que me encontrarías" - le dijo.
"Sí, pero tenía que ver de dónde venía esa melodía" - respondió Gregorio, un poco avergonzado.
Entonces, Santiago tuvo una idea brillante.
"¿Qué tal si hacemos un concurso? Cada uno de nosotros tiene que encontrar algo especial en este parque y luego se lo mostramos a los demás" - propuso.
Los amigos estuvieron de acuerdo y comenzaron su búsqueda. Beatriz se voló hacia algunas flores que jamás había visto, Santiago saltó por todo el césped buscando algo interesante y Gregorio escuchaba cada sonido del parque.
Al cabo de un rato, se reunieron bajo un hermoso árbol.
"Yo encontré una flor con tres pétalos muy raros" - dijo Beatriz orgullosa, mostrando su descubrimiento.
"Yo descubrí un pequeño estanque lleno de ranas que cantan" - comentó Santiago.
"Y yo encontré un claro donde los insectos hacen música juntos" - dijo Gregorio emocionado.
"¡Eso suena fantástico!" - dijo Santiago. "Tendríamos que ir a verlo juntos, sería genial hacer una orquesta de insectos."
Así, los tres amigos decidieron tener su propio espectáculo musical. Mientras se preparaban para la función, de repente, un grupo de niños apareció en el parque y comenzó a jugar cerca del claro.
"No podemos hacer ruido, vamos a asustarlos" - lamentó Beatriz.
"¡Pero a lo mejor les gusta nuestra música!" - dijo Santiago con esperanza.
"¡Eso! Vamos a intentarlo. Si les gusta, se unirán" - sugirió Gregorio.
Los tres insectos comenzaron a tocar sus sonidos, y poco a poco, los niños se acercaron, intrigados por las melodías que provenían del claro.
Pronto, algunos niños comenzaron a bailar, otros a aplaudir y algunos incluso se pusieron a cantar junto con el canto de los pájaros.
"¡Miren, se están divirtiendo!" - exclamó Beatriz.
La música resonó por todo el parque, y todos, niños y amigos insectos, se unieron en un gran momento de alegría, riendo y disfrutando del arte que habían creado juntos.
"¿Ven? ¡La música puede unir a todos!" - dijo Santiago.
Y así, el día en el parque no solo se llenó de juegos, sino que también se convirtió en una celebración de amistad y creatividad, recordando a todos que lo más importante es compartir y disfrutar juntos.
Desde aquel día, Beatriz, Gregorio y Santiago organizaron muchas más funciones, siempre recordando que un poco de música podía hacer que todos sonrieran,
marcando sus corazones con amistades para siempre.
FIN.