Aventura en el Paseo al Señor de Huanca
Era un hermoso día de sol cuando Leslita, su hermana Yaque y su sobrina Adriane decidieron emprender un paseo hacia el Señor de Huanca. Leslita, con su energía inagotable, estaba emocionada por la aventura que estaban por vivir.
"¡Mami, mami! ¿Qué vamos a hacer primero?" - preguntó Leslita, saltando de alegría.
"Primero, vamos a disfrutar del paisaje. Hay tantas cosas bellas que ver en el camino. Vamos a hacer paradas y tomar muchas fotos" - respondió Yaque, quien siempre tenía una cámara a mano.
Mientras caminaban, Las tres se maravillaban con la belleza de la naturaleza. Advirtieron un grupo de mariposas a su alrededor.
"Miren, ¡nos siguen como si quisiieran jugar con nosotras!" - exclamó Adriane, emocionada.
"¡Saquen fotos!" - pidió Leslita, estirando el brazo hacia una mariposa de colores brillantes.
"¡Son tan lindas!" - agregó Yaque, capturando el instante en su cámara.
Después de un rato, llegaron a un pequeño riachuelo.
"¿Podemos parar un momento para refrescarnos?" - sugirió Adriane mientras se agachaba para mojarse las manos.
"Claro, pero tengan cuidado, el agua podría estar fría" - advirtió Yaque, observando el cautivante cristal del agua.
Mientras jugaban y chapoteaban, se escuchó un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Curiosas, se acercaron. Era un pequeño perrito, que se había quedado atrapado entre las ramas.
"¡Ay, pobrecito!" - gritó Leslita. "¡Ayudémoslo!" - propuso Yaque con preocupación.
Después de unos momentos de esfuerzo y trabajo en equipo, lograron liberar al perrito. Este, moviendo su cola de felicidad, las miró con gratitud.
"¡Lo hicimos!" - gritó Adriane.
"Vamos a darle un nombre, se merece uno por ser tan valiente" - dijo Leslita.
"¿Qué les parece llamarlo Huancito?" - sugirió Yaque.
"¡Me encanta!" - exclamó Adriane. "¡Es perfecto!"
Con Huancito a cuestas, continuaron su paseo. Llegaron a un mirador impresionante donde la vista se extendía hasta donde alcanzaba la vista.
"Es hermoso, ¿no?" - comentó Leslita con admiración.
"Sí, se siente como si estuviéramos en la cima del mundo" - agregó Adriane, asombrada por la experiencia.
"Podemos hacer una pausa para comer un bocadillo y disfrutar de este espectáculo" - propuso Yaque. Y así lo hicieron, compartiendo risas y bocadillos mientras contemplaban el paisaje.
Al caer la tarde, decidieron regresar sin olvidar a Huancito, que parecía haber encontrado una nueva familia. Leslita, Yaque y Adriane regresaron a casa llenas de recuerdos divertidos y un nuevo compañero animal.
"Hoy fue un gran día, ¿no?" - dijo Leslita mientras caminaban. "Nunca olvidaremos a Huancito ni esta aventura."
"Tendremos que volver pronto y explorar más" - afirmó Yaque mientras acariciaba a Huancito que trottaba felizmente a su lado.
Así, con sonrisas y corazones contentos, concluyó su paseo al Señor de Huanca, una aventura que les enseñó sobre la amistad, la valentía y la belleza de ayudar a quienes nos rodean.
FIN.