Aventura en el Portal del Tiempo
Era un hermoso día en el Aeropuerto Internacional de Buenos Aires. Una pareja, Clara y Julián, se preparaban para abordar su vuelo a un destino lejano. Ambos tenían un sueño: descubrir lugares nuevos y, quizás, un poco de magia. Sin saberlo, ese día sería especial.
"¿Estás listo para nuestra aventura?" - preguntó Clara, con una gran sonrisa en su rostro.
"¡Listo! ¡Nunca había estado tan emocionado!" - respondió Julián, también emocionado.
Subieron al avión y se acomodaron en sus asientos. Mientras el avión ascendía, Clara miró por la ventana y vio algo extraño en el cielo. Era un resplandor de colores que danzaban juntos entre las nubes.
"Mira eso, Julián, ¿ves esos colores?" - exclamó Clara.
"Es hermoso, pero ¿qué será?" - preguntó Julián, intrigado.
De repente, un viento fuerte sacudió el avión y el piloto anunció que había algo inusual en el trayecto. Entonces, un destello iluminó la cabina, y todas las luces parpadearon. Los pasajeros comenzaron a murmurar.
"¡Qué está pasando!" - gritó un niño, asustado.
"Tranquilo, todo estará bien", dijo Clara, tratando de calmar al pequeño.
El avión atravesó un portal temporal, y en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Clara y Julián se encontraban en un mundo encantado, lleno de criaturas mágicas y paisajes sorprendentes.
"¿Dónde estamos?" - preguntó Julián, asombrado.
"Parece un cuento de hadas. Miremos a nuestro alrededor..." - agregó Clara.
Mientras exploraban, se encontraron con un duende llamado Tico. Tico tenía grandes orejas puntiagudas y un gorro colorido.
"Bienvenidos, viajeros!" - exclamó Tico, saltando de alegría.
"¿Sabes dónde estamos?" - preguntó Julián.
"Están en el Reino de los Sueños, donde la imaginación no tiene límites!" - explicó Tico.
Clara y Julián estaban emocionados. Tico les propuso un desafío: ayudar a salvar el reino de un hechizo que lo había dejado sin color.
"Si no devolvemos el color a este lugar, se quedará en blanco y negro para siempre!" - dijo Tico con preocupación.
"¡Nosotros te ayudaremos!" - aseguró Clara, decidida.
"Sí, cuente con nosotros!" - agregó Julián.
Tico les dio un mapa mágico que revelaba cuatro lugares que debían visitar para recolectar los colores. Así iniciaron su aventura, cada espejo que atravesaban los llevaba a un destino diferente:
Primero viajaron al Bosque Brillante, donde los árboles eran de cristal. Allí conocieron a unas mariposas que les dieron el color azul. En la cueva de los ecos, recogieron el color rojo de unos cristales mágicos que brillaban con la luz de las estrellas. Después, atravesaron el Lago Espejo para conseguir el verde de unas hojas brillantes guardadas por ranas sabias. Por último, llegaron a la Montaña de los Arcoíris, donde un dragón amistoso les entregó el amarillo y prometió ser su aliado.
"Estamos cerca de lograrlo, solo falta un poco más!" - animó Clara.
"Es increíble lo que podemos lograr juntos!" - dijo Julián, sintiéndose fuerte.
Finalmente, regresaron a la casa de Tico, donde colocaron todos los colores en una gran paleta mágica.
"¡Ahora, combine los colores!" - indicó Tico emocionado.
"¿Pero cómo?" - preguntó Julián, un poco nervioso.
"Con amor y buenos deseos, ¡hagámoslo juntos!" - respondió Clara.
Todos se unieron y, tras un grito de alegría, el color empezó a fluir por el reino, transformando todo a su paso.
"¡Lo logramos!" - gritaron todos al unísono.
"¡El Reino de los Sueños volverá a lucir!" - exclamó Tico, feliz.
La gente del reino celebró su hazaña, regalando a Clara y Julián pequeños amuletos mágicos como símbolo de agradecimiento.
"Gracias por devolver la alegría y los colores al reino!" - les dijo Tico emocionado.
"¡Siempre recordaremos esta aventura!" - aseguraron Clara y Julián.
De repente, un nuevo destello iluminó el cielo, y el portal apareció nuevamente.
"Es tiempo de volver a casa. ¡Nos vemos pronto!" - dijo Tico, mientras ambos se despedían con lágrimas de emoción.
Clara y Julián cruzaron el portal y regresaron a su asiento en el avión.
"¿Lo soñamos?" - preguntó Julián, algo confundido.
"No, ¡fue real! La magia vive en nosotros, y siempre podemos encontrar aventuras si mantenemos nuestra imaginación viva!" - respondió Clara, sonriendo.
Y así, la pareja soñadora supo que había más magia en el mundo de la que jamás imaginaron, y que todo comenzaba con la fuerza de su amor y su deseo de explorar.
FIN.