Aventura en el Tiempo
Era un día soleado y radiante en la ciudad de Buenos Aires, donde dos amigas inseparables, Eugenia y Rosalía, se preparaban para un viaje extraordinario. Eugenia, con su risa contagiosa, tenía un talento especial para inventar cosas, y esa mañana había creado un dispositivo increíble.
"¡Mirá, Rosalía!" - exclamó Eugenia, sosteniendo un extraño artefacto lleno de luces y engranajes. "Esto es una máquina del tiempo. ¡Podemos viajar a un planeta distante!"
"¿Un planeta? ¿A dónde vamos? ¿Y si nos perdemos?" - preguntó Rosalía, con un poco de miedo pero también con curiosidad.
"No te preocupes, tengo todo bajo control. Solo necesitamos presionar este botón" - dijo Eugenia con determinación.
Las dos amigas se miraron y, dando un empujón a su valentía, pulsaron el botón. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en un deslumbrante planeta cubierto de arena dorada y bañados por un sol brillante.
"¡Guau! ¡Es hermoso!" - chilló Rosalía. "¿Dónde estamos?"
"Estamos en el Planeta Felicidad, dicen que aquí los sueños se hacen realidad" - explicó Eugenia, explorando a su alrededor.
Las chicas comenzaron su aventura entre las dunas de arena. Encontraron criaturas curiosas que jugaban y se reían bajo el sol. Todo parecía mágico. En su trayecto, se toparon con un grupo de animales que organizaban una carrera.
"¡Quiero participar!" - gritó Eugenia, mientras saltaba de emoción.
"Pero no tenemos un auto deportivo" - le recordó Rosalía.
"¡No lo necesitamos! Podemos construir el nuestro. Vamos a usar la arena, la magia de este lugar y nuestras ideas" - dijo Eugenia con una chispa en los ojos.
Juntas, comenzaron a recolectar arena y materiales. Usaron forma de cosas que querían: un auto deportivo colorido. Con cada rayo de sol, su creación se hacía más espectacular. Al cabo de un rato, estaban listas para la carrera.
"¡Miren! Aquí vienen Eugenia y Rosalía, las exploradoras del tiempo, con su auto espectacular!" - gritó uno de los animales.
La carrera comenzó y las chicas se sintieron emocionadas. Pero, de repente, una tormenta de arena se desató, cubriendo todo a su paso y dificultando la visión. Rosalía se preocupó.
"¡Eugenia! No puedo ver. ¿Qué hacemos?" - exclamó aterrorizada.
"Mantén la calma. ¡Vamos a recordar lo que aprendimos de trabajar juntas!" - respondió Eugenia, tratando de calmarla.
Con un poco de astucia y creatividad, las chicas usaron una brújula que había fabricado Eugenia en su máquina del tiempo. Con ella, encontraron el camino y lograron salir de la tormenta. Finalmente, llegaron a la meta.
"¡Lo logramos! ¡Ganamos!" - gritaron juntas mientras se abrazaban.
Todos los habitantes del planeta Felicidad comenzaron a aplaudir.
"Eres una verdadera heroína, Eugenia" - dijo Rosalía.
"No, somos un equipo, recuerdo, juntos logramos más" - contestó Eugenia.
Aprendieron que la verdadera felicidad viene de la amistad y el trabajo en equipo. Después de tantas aventuras, llegó el momento de regresar a casa.
"Hasta pronto, planeta Felicidad. ¡Volveremos!" - gritaron mientras presionaban el botón de la máquina del tiempo.
De vuelta en Buenos Aires, sentían que su amistad se había fortalecido y llenado de alegría.
"¿Qué aventura haremos mañana?" - preguntó Rosalía.
"No lo sé, pero sé que será increíble, ¡porque será juntas!" - respondió Eugenia, sonriendo.
Y así, las dos amigas supieron que cada día era una nueva oportunidad para explorar, aprender, y sobre todo, ser felices.
Fin.
FIN.