Aventura en la Calesita



Hola, Bianca y Guadalupe estaban emocionadas por su visita a la calesita. Ellas querían sentir mucha adrenalina, así que decidieron recorrer todo el lugar para ver qué tipos de juegos había antes de subirse a alguno. -

– Miren, ¡hay tantas opciones! – exclamó Bianca señalando hacia los juegos mecánicos. – ¿Cuál creen que será el más emocionante? -

– ¡Vamos a ver más de cerca! – sugirió Guadalupe, tomando la mano de sus amigas y corriendo hacia el área de juegos.

Al llegar, se encontraron con una montaña rusa, un carrusel gigante y una torre de caída libre. Las tres amigas se detuvieron frente a cada juego, evaluando la emoción que cada uno les ofrecía. -

– ¡Yo quiero probar la montaña rusa! – dijo emocionada Hola. -

– ¡Esa se ve increíble! – coincidió Bianca. -

– ¿Y si empezamos por el carrusel para ir calentando motores? – sugirió Guadalupe. -

Las amigas estuvieron de acuerdo y se dirigieron hacia el carrusel. Una vez allí, se subieron a los caballitos y comenzaron a girar con alegría. Pero en ese momento, Hola se dio cuenta de algo. -

– Chicas, ¿se dieron cuenta de que hay un niñito que parece perdido por aquí? -

Las tres amigas miraron alrededor y vieron a un niño llorando, buscando a su mamá entre la multitud. Sin dudarlo, se acercaron a él y le preguntaron su nombre. El niño les respondió entre sollozos y les dijo que se había separado de su madre mientras recorrían la calesita. Las chicas lo tranquilizaron y se ofrecieron a ayudarlo a encontrar a su mamá. Juntas, recorrieron el lugar, preguntando a los empleados y a otros visitantes, hasta que finalmente encontraron a la mamá del niño. Las dos se abrazaron con alivio y agradecieron a las amigas por haber cuidado de su hijo. -

– Chicas, ¡fue increíble cómo nos unimos para ayudar a ese niño! – exclamó emocionada Guadalupe. -

– Sí, a veces la aventura y la emoción pueden venir de ayudar a los demás – reflexionó Bianca. -

Después de esa experiencia, las amigas decidieron que lo más emocionante que podrían hacer era montarse juntas en el carrusel y disfrutar de la diversión y la amistad. Con risas y alegría, dieron vueltas en el carrusel, sabiendo que la verdadera emoción estaba en cuidar y apoyar a los demás. Esa tarde en la calesita les enseñó que, a veces, la mayor aventura está en el poder de la amistad y la solidaridad.

FIN.

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