Aventura en la montaña rusa



Había una vez dos primas llamadas Sofía y Valentina. Sofía tenía 6 años y era muy aventurera, siempre estaba buscando nuevas experiencias.

Valentina, por otro lado, tenía 5 años y era un poco más tímida pero igual de curiosa. Un día, las dos primas decidieron que querían hacer algo diferente y emocionante. Entonces se les ocurrió la idea de ir de viaje juntas. Pero no cualquier viaje, ellas querían un viaje lleno de diversión y sorpresas.

"¿Qué te parece si nos vamos a la montaña rusa más grande del mundo?"- propuso Sofía con entusiasmo. "¡Eso suena genial!"- respondió Valentina emocionada pero un poco asustada.

Así que las dos primas planearon su viaje a la montaña rusa más grande del mundo. Empacaron sus maletas con todo lo necesario para esta aventura: agua, comida y mucha energía. Cuando llegaron al parque de diversiones vieron la enorme montaña rusa desde lejos.

Se veía impresionante e imponente. Las piernas de Valentina temblaban solo al pensar en subir a esa atracción tan alta. "No tengas miedo"- dijo Sofía tratando de tranquilizarla. "Vamos a estar juntas todo el tiempo".

Las dos primas se subieron al carro de la montaña rusa y empezó el recorrido lleno de giros y vueltas increíbles. Valentina gritaba cada vez que bajaban por una pendiente empinada mientras que Sofía disfrutaba cada segundo como si fuera una experta en montañas rusas.

Pero justo cuando estaban llegando a la parte más alta de la montaña rusa, un fuerte viento empezó a soplar. El carro se tambaleaba y las dos primas empezaron a sentir miedo. "¿Qué hacemos?"- preguntó Valentina asustada.

"Tranquila" - respondió Sofía con seguridad. "Vamos a seguir juntas y superar esto juntas". Y así fue, las dos primas se agarraron de las manos y juntas superaron el momento difícil.

Finalmente llegaron al final del recorrido, llenas de adrenalina y emoción. Después de esa aventura en la montaña rusa, Sofía y Valentina aprendieron que no importa cuán difícil sea algo o cuánto miedo tengamos, siempre podemos encontrar fuerzas en los demás para superarlo.

Y lo más importante es hacerlo juntos. Las dos primas regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros y un recuerdo inolvidable que siempre recordarían.

FIN.

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