Aventura en la Selva
En un hermoso día soleado, en la orilla de un río rodeado de frondosos árboles, vivía un pato llamado Pato Pío. Era un pato curioso y aventurero, siempre nadando y explorando el agua. Al otro lado del río, en la copa de un gran árbol, vivía un mono llamado Mono Lucas, quien adoraba brincar de rama en rama y hacer acrobacias.
Un día, mientras Pato Pío chapoteaba feliz en el agua, escuchó un grito amistoso.
"¡Hola, Pato Pío!" - llamó Mono Lucas.
"¡Hola, Mono Lucas! ¡Qué alto estás! ¿Cómo hacés para estar siempre por las nubes?"
"¡Es muy divertido! Vení, te invito a jugar en mi árbol. ¡Hacemos una carrera!"
Pato Pío pensó que saltar de rama en rama era un desafío, pero se sentía curioso.
"¡Dale! Pero, ¿cómo voy a llegar ahí?"
"Hay un tronco caído que te puede ayudar, ¡es una gran resbaladera!"
Pato Pío se acercó al tronco. Aunque era un poco resbaloso, decidió intentarlo. Cuando llegó a la cima, miró hacia abajo y se sintió un poco asustado.
"¡Es muy alto! No estoy seguro si puedo hacerlo."
"¡No te preocupes! Solo tenés que concentrarte, mirar hacia adelante y saltar. ¡Yo te atraparé!"
Con una respiración profunda, Pato Pío decidió saltar. Fue un gran salto y, a pesar de lo nervioso que estaba, logró aterrizar en una rama. ¡Pero no del todo! Resbaló un poco y cayó al suelo blandito.
"¡Uff! Menos mal que no fue tan alto como pensé. ¡Me vuelvo a subir!"
Sin rendirse, Pato Pío volvió a intentar y, esta vez, ¡logró aferrarse bien a la rama!"¡Lo logré! ¡Este lugar es increíble!"
"Te dije que podías hacerlo, Pato Pío. Vení, te voy a enseñar a hacer un salto!"
Mientras tanto, Mono Lucas le enseñó cómo balancearse. Al principio fue difícil. El pato luchaba por mantener el equilibrio y se reía de los intentos fallidos.
"¡Ay, Mono! No soy como vos, ¡mis patitas son más cortitas!"
"Eso no importa, cada uno tiene sus habilidades. ¡Lo importante es divertirse!"
Después de muchos intentos juntos, Pato Pío logró hacer un pequeño salto, aunque no tan preciso como lo hacía Mono Lucas.
"¡Veo que lo intentaste! Eso es lo que importa. ¡Vení, ahora vamos a nadar!"
Los dos amigos se lanzaron al río y disfrutaron nadando. Esa tarde, el pato y el mono se volvieron inseparables.
Sin embargo, el siguiente día, Mono Lucas notó que algo estaba mal. Estaba tratando de hacer un truco nuevo, pero se atascó entre dos ramas.
"¡Ayuda, Pato Pío! ¡Estoy atrapado!"
Pato Pío, aún un poco asustado, recordó el valor que había encontrado el día anterior y decidió ayudar a su amigo. Se acercó al árbol y con mucho cuidado trató de desenredar las ramas que atrapaban a Mono Lucas.
"¡No te preocupes, amigo! ¡Sólo respirá hondo!"
Después de varios intentos y con paciencia, Pato Pío logró liberar a Mono Lucas.
"¡Gracias, amigo! ¡Eres muy valiente!"
"¡Fue fácil! Solo recordé lo que vos hiciste por mí ayer. ¡Nos ayudamos siempre!"
Al final del día, ambos se sentaron en la orilla del río, cansados pero felices, y disfrutaron del atardecer.
"Hoy aprendí algo importante", dijo el pato.
"Yo también, Pato. Aprendí que juntos somos más fuertes y siempre debemos intentar nuevas cosas, sin importar cuán difíciles parezcan."
Desde ese día, Pato Pío y Mono Lucas siguieron explorando, aprendiendo uno del otro y haciendo su amistad más fuerte. Y así, el pato y el mono se convirtieron en los mejores amigos, siempre demostrando que con esfuerzo y apoyo, se pueden superar todos los desafíos que la vida presente.
FIN.