Aventura en los esteros del Iberá



En los esteros del Iberá, tres amigas, Uma, Flor y Alma, se encontraban explorando la exuberante naturaleza. Mientras caminaban, se toparon con un curioso oso hormiguero llamado Antonio, que estaba en apuros.

- ¡Oh, no! ¿Qué le sucede, Antonio? - preguntó Flor con preocupación. - Estoy buscando mi comida favorita, las hormigas, pero no logro encontrarlas. - respondió el oso hormiguero. Sin dudarlo, las chicas se ofrecieron a ayudar a Antonio a encontrar las hormigas.

Juntos recorrieron el bosque, siguiendo las pistas dejadas por las hormigas, hasta que finalmente Antonio pudo llenar su barriga. Agradecido, el oso hormiguero les contó que había visto a un magnífico guacamayo llamado Paco que tenía problemas con su nido.

Decididas a ayudar, las chicas se adentraron más en la selva y, con astucia y valentía, lograron solucionar el inconveniente del nido de Paco. El colorido guacamayo, agradecido, les llevó hasta un grupo de altísimas palmeras, donde les explicó la importancia de preservar la biodiversidad.

Mientras aprendían sobre las maravillas de la selva, escucharon un rugido lejano. Era un yaguareté que necesitaba ayuda. Sin pensarlo dos veces, las valientes amigas se dirigieron hacia el sonido y descubrieron al majestuoso felino con una pata atrapada.

Trabajando en equipo y con cuidado, lograron liberar al yaguareté, quien les agradeció con una reverencia y les brindó una lección sobre el respeto por todas las criaturas.

Al atardecer, de regreso al punto de partida, las tres amigas reflexionaron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y proteger a todas las especies. Prometieron regresar a los esteros del Iberá, para seguir aprendiendo y compartiendo la importancia de conservar la naturaleza.

Aquella aventura en los esteros del Iberá había cambiado sus vidas para siempre.

FIN.

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