Aventura en San Juan de Colón



Era una hermosa mañana en el Pueblo San Juan de Colón. Los rayos del sol iluminaban las calles empedradas y el canto de los pájaros llenaba el aire de alegría. En la plaza central, tres amigos, Eduar, Nathaly y Esequiel, se reunían para planear su día.

"¿Qué les parece si hacemos una búsqueda del tesoro?" propuso Eduar emocionado.

"¡Sí! ¡Eso suena divertido!" exclamó Nathaly, haciendo girar su cabello rizado.

"Pero, ¿dónde encontramos el tesoro?" preguntó Esequiel, mientras miraba alrededor con curiosidad.

Así, los tres amigos decidieron buscar pistas en todo el pueblo. Se dirigieron primero a la biblioteca, el lugar más antiguo de San Juan de Colón. Allí, entre estantes llenos de libros polvorientos, encontraron un mapa viejo.

"Miren esto, ¡es un mapa del tesoro!" dijo Eduar, señalando con un dedo tembloroso.

"¿Qué dice?" preguntó Nathaly, acercándose.

"Parece que el primer lugar a buscar es el Árbol del Susurro, donde las hojas cuentan historias. ¡Vamos!"

Los amigos corrieron hacia el parque, donde el gran árbol se alzaba como un guardián del tiempo.

"¿Cómo sabemos cuál hoja nos dará la pista?" cuestionó Esequiel, mirando el frondoso árbol.

"¡Podemos escuchar atentamente!" sugirió Nathaly, colocando su mano en el tronco.

Mientras los tres amigos se concentraban, empezaron a escuchar suaves susurros. De repente, una hoja cayó al suelo, y cuando Esequiel la levantó, encontró un pequeño papel enrollado.

"¡Aquí hay algo! ¡Leamos!" dijo Esequiel ansioso.

Desenrollaron el papel que decía: "El próximo paso está en el lugar donde salen las mejores empanadas de San Juan de Colón."

"¡La famosa empanadería de Doña Clara!" gritó Eduar, salivando ante la idea de unas empanadas recién horneadas.

Los amigos se dirigieron rápidamente a la empanadería y, después de disfrutar de unas deliciosas empanadas, encontraron otro papel escondido entre las cajas de harina.

"¡Es otra pista!" exclamó Nathaly, sacando el papel. Decía: "Donde el agua canta en la plaza, ahí hallarás la siguiente clave."

"¡La fuente!" dijo Esequiel, recordando la hermosa fuente en el centro de la plaza. Rápidamente, los tres amigos corrieron hacia allá.

Al llegar, vieron que el agua brotaba alegremente de la fuente y, al inspeccionar con cuidado, encontraron otro mensaje que les decía: "El tesoro está en el sitio donde los sueños despiertan."

"¿Qué significa eso?" se preguntaron juntos, rascándose la cabeza.

"Tal vez se refiere a la escuela, donde todos aprendemos nuestros sueños y metas" dijo Nathaly.

Los tres se miraron emocionados y corrieron hacia la escuela. Al llegar, buscaron en cada rincón, hasta que en la sala de clases, detrás de un mapa del mundo, encontraron una caja con un candado.

"¿Y ahora qué hacemos?" se lamentó Esequiel.

"Tal vez el candado tiene una combinación, debe estar en las pistas que encontramos," sugirió Eduar.

Luego de revisar las pistas, se dieron cuenta que en el mapa del tesoro había números.

"¡Esos son los números que necesitamos!" gritó Nathaly. Juntos, intentaron todas las combinaciones y finalmente, ¡clic! El candado se abrió.

Los amigos abrieron la caja y dentro encontraron muchas sorpresas: libros, juguetes, y una tarjeta que decía: "El verdadero tesoro son las experiencias compartidas y los momentos inolvidables que crean lazos entre ustedes".

"¡Eso es lo más valioso! ¡Nuestro tiempo juntos es un tesoro!" dijo Esequiel, con una gran sonrisa.

"¡Sí! Desde ahora, siempre buscaremos tesoros juntos, manteniendo nuestra amistad fuerte!" afirmó Eduar.

"¡Vamos a contarles a todos nuestra aventura!" propuso Nathaly.

Y así, los tres amigos salieron de la escuela con el corazón lleno de alegría, listos para compartir su valiosa lección sobre la amistad y el valor de las experiencias. Desde ese día, sabían que el verdadero tesoro no era el que habían encontrado en la caja, sino todos los momentos increíbles que vivirían juntos en San Juan de Colón.

FIN.

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