Aventura Espacial de los Astronautas MC, Coraima, Yerai, Lucía y Diego



Una brillante mañana en la Tierra, un grupo de valientes astronautas se preparaba para una increíble aventura en el espacio. Los astronautas eran MC, Coraima, Yerai, Lucía y Diego, todos de segundo de primaria.

"¡Listos para despegar!" - exclamó MC, ajustando su casco espacial.

"Sí, ¡vamos a conocer otros planetas!" - agregó Coraima, saltando de emoción.

"No puedo esperar para ver a los marcianos" - dijo Yerai, con los ojos brillando de curiosidad.

"¿Y si hay estrellas que cantan?" - se preguntó Lucía, con una gran sonrisa.

"Eso sería increíble!" - contestó Diego "Pero no olvidemos que también debemos ser responsables en el espacio."

Después de asegurarse de que todo estaba en su lugar, el grupo subió a su cohete, llamado “Estrella Brillante”, y se sentaron en sus asientos.

"Contemos hasta tres y despegamos" - dijo MC.

Juntos gritaron: "Uno, dos, tres... ¡Despegamos!"

El cohete rugió y se elevó por encima de las nubes, dejando atrás la Tierra. De repente, aparecieron un montón de planetas en el espacio.

"Miren! ¡Júpiter!" - exclamó Yerai, apuntando a un planeta gigante con bandas de colores.

"Es tan grande... ¿Podemos aterrizar ahí?" - preguntó Coraima.

"No creo que podríamos caminar, ¡parece que tiene muchas tormentas!" - respondió Diego, mirando por la ventana.

Después de explorar Júpiter, decidieron acercarse a Saturno, que tenía anillos brillantes.

"¿Podemos saltar en los anillos?" - preguntó Lucía, con entusiasmo.

"Vamos a intentarlo, pero con cuidado!" - dijo MC.

Los astronautas comenzaron a saltar sobre los anillos de Saturno, riendo y jugando entre ellos.

"¡Es como un juego de trampolín gigante!" - gritó Yerai, mientras realizaba una voltereta.

De repente, una pequeña nube de polvo espacial los rodeó.

"¡Oh no!" - dijo Coraima "¿Qué hacemos?"

"Tranquilos, mantengamos la calma y sigamos juntos!" - sugirió Diego.

Unidos, los astronautas maniobraron el cohete hasta salir del polvo. Cuando llegaron a un planeta pequeño, crecieron sus ojos de asombro.

"¡Miren cuántas flores de colores!" - exclamó Lucía, soñadora.

"Y parece que aquí no hay gravedad!" - agregó Yerai, flotando hacia un lado.

En este planeta, los astronautas no solo podían saltar alto, sino que también vieron criaturas simpáticas con grandes ojos.

"¡Hola! Somos los Floreados!" - dijeron las criaturas, que eran como flores con piernas.

"¿Podemos jugar con ustedes?" - preguntó MC.

Las criaturas sonrieron y empezaron a cantar una hermosa canción.

"¡Esta es nuestra melodía del espacio!" - dijeron los Floreados.

Los astronautas se unieron, bailando y riendo con sus nuevos amigos. Sin embargo, cuando el sol empezó a ocultarse, uno de los Floreados se acercó.

"Debemos volver a casa, pero antes de irnos, ¡tomen esta semilla mágica!" - le entregó el Floreado a Coraima.

"¿Qué hace?" - preguntó Diego.

"Cuando la planten en la Tierra, crecerá un jardín de estrellas que brillarán siempre."

Los astronautas agradecieron a los Floreados, y con una última mirada al hermoso planeta, subieron al cohete y se prepararon para el regreso.

"Les prometemos volver a visitarlos!" - gritó Yerai mientras se alejaban.

"Sí! Nunca olvidaremos esta aventura!" - agregó Lucía.

Una vez en la Tierra, todos corrieron al jardín de la escuela y plantaron la semilla mágica.

"Debemos cuidarla bien!" - dijo MC.

"Y siempre recordar lo que aprendimos en el espacio. ¡La amistad y la curiosidad son lo más importante!" - finalizó Diego.

Los cinco astronautas miraban esperanzados cómo la semilla se convertía en una hermosa planta, con flores que brillaban como estrellas. Sabían que siempre llevarían la aventura en su corazón, listos para nuevas exploraciones en su día a día.

FIN.

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