Aventura Prehistórica
Era un soleado día en la Isla de la Luna, un lugar mágico lleno de junglas espesas, playas de arena blanca y misterios por descubrir. Alex, un chico de 16 años, siempre soñó con vivir una gran aventura. Por otro lado, Nancy, su mejor amiga de 15 años, era una exploradora de corazón y tenía una gran curiosidad por los dinosaurios.
Un día, mientras escaneaban la isla con su antiguo telescopio, Alex y Nancy encontraron algo inesperado: una sombra enorme desplazándose entre los árboles.
"¿Viste eso, Nancy?" - exclamó Alex, emocionado.
"Sí... ¡parece un dinosaurio!" - respondió ella, con el brillo del descubrimiento en sus ojos.
Movidos por la curiosidad, se adentraron en la jungla, atravesando enramadas y evitando a los insectos que giraban alrededor de ellos. Después de recorrer un trayecto emocionante, encontraron un enorme brontosaurio comiendo de las copas de unos árboles altísimos.
"¡Mirá lo grande que es!" - dijo Alex, maravillado.
"Es increíble. No puedo creerlo, ¡los dinosaurios están vivos!" - respondió Nancy, deslumbrada.
La belleza del lugar les hizo olvidar por un momento los problemas del mundo moderno: la falta de recursos, los conflictos y, entre ellos, el ominoso rumor de que la isla era un camino para los narcos que operaban en la costa.
Mientras exploraban más a fondo, escucharon ruidos extraños. Alex, un poco más cauteloso, dijo:
"Nancy, creo que deberíamos volver. A veces lo desconocido puede ser peligroso."
"Pero Alex, ¡esto es una aventura!" - se defendió Nancy, entusiasmada.
Sin embargo, la preocupación de Alex resultó ser válida. De pronto, se encontraron con un grupo de hombres misteriosos que estaban haciendo tratos encubiertos.
"¿Quiénes son esos?" - preguntó Nancy en voz baja.
"No lo sé, pero parece que están traficando algo..." - Alex dijo, con un tono grave.
De repente, un tremendo rugido resonó por la jungla. Era un tiranosaurio, que al parecer había sido atraído por los hombres extraños. Nadie estaba preparado para lo que sucedió después. El esqueleto de un dinosaurio se había vuelto a involucrar en la vida de los hombres, y ellos, aterrorizados, comenzaron a correr mientras el tiranosaurio les seguía.
"¡Vamos, debemos ayudarlos!" - Nancy dijo, sin pensarlo dos veces.
"¿Estás loca?" - Alex respondió, sorprendido. "¡Es peligroso!"
Pero el sentido del deber de Nancy era más fuerte. Ella corrió hacia el camino del tiranosaurio, mientras que Alex, a regañadientes, la siguió. En el caos, los dos amigos se dieron cuenta que podían usar la inteligencia de Nancy para distraer al dinosaurio, mientras Alex activaba una trampa improvisada para atrapar a los hombres.
"¡Distrae al dinosaurio!" - gritó Alex.
"¡Oye, tú!" - Nancy llamó al tiranosaurio, moviendo un arbusto en el aire.
Para sorpresa de ambos, el dinosaurio, curioso, se desvió hacia ella mientras que Alex usaba su ingenio para organizar una caída de troncos que atraparía a los hombres del narco. Todo fue un lío de ruidos, camaradas descontrolados y un dinosaurio atormentado que los llevó a una salvación inesperada.
Finalmente, las autoridades llegaron y se llevaron lo que quedaba de los hombres. Alex y Nancy se sintieron satisfechos sabiendo que habían hecho lo correcto.
"No puedo creer que lo hayamos logrado" - dijo Alex, sonriendo.
"Sí, y mira dónde nos ha llevado... ¡a una gran aventura!" - respondió Nancy, con una chispa en sus ojos.
La aventura no solo había dejado una buena lección sobre el trabajo en equipo, sino que también fortaleció el afecto que ambos sentían el uno por el otro. Alex decidió que Nancy era especial y que había nacido para vivir grandes aventuras a su lado. Mientras caminaban de regreso por la playa, ambos se prometieron unirse en más exploraciones y descubrimientos. Nadie sabía lo que les traería el futuro, pero lo enfrentarían juntos, en la Isla de la Luna.
FIN.