Aventuras bajo la lluvia



Había una vez un gato llamado Feliz que vivía en un hermoso jardín. Todos los días, Feliz salía a explorar y disfrutar de la naturaleza que lo rodeaba.

Le encantaba correr entre las flores, perseguir mariposas y tomar largas siestas bajo el sol. Pero un día, mientras Feliz se encontraba jugando cerca del estanque del jardín, comenzó a llover.

Las gotas caían suavemente sobre su pelaje y él se refugió debajo de un árbol para protegerse de la lluvia. Feliz miró hacia arriba y vio a otros animales buscando refugio también. Había pájaros en sus nidos, conejos en sus madrigueras y ardillas escondidas en los árboles.

Aunque estaba mojado y no podía continuar jugando, Feliz decidió hacer algo especial para aprovechar aquel día lluvioso. Se acercó al estanque y vio cómo las gotas de agua creaban pequeñas ondas sobre la superficie.

Entonces tuvo una idea brillante: construir una balsa con hojas secas para navegar por el estanque mientras llovía. Feliz empezó a buscar hojas grandes y fuertes para construir su balsa improvisada. Con paciencia e ingenio, logró amarrarlas todas juntas usando hilos de hierba que encontró cerca del estanque.

Cuando terminó su obra maestra flotante, subió cuidadosamente a la balsa y comenzó a remar con sus patitas hacia el centro del estanque. La lluvia seguía cayendo, pero Feliz estaba tan emocionado que no le importaba en absoluto.

Mientras navegaba por el estanque, Feliz pudo ver la belleza del jardín desde una perspectiva diferente. Las flores parecían más brillantes y los árboles más altos. Incluso vio a un grupo de ranitas saltando entre las hojas flotantes.

De repente, una fuerte ráfaga de viento sopló y la balsa se desarmó. Feliz cayó al agua y comenzó a nadar rápidamente hacia la orilla. Estaba empapado y algo asustado, pero también se sentía feliz por haber tenido esa aventura.

Cuando llegó a tierra firme, encontró a sus amigos animales esperándolo con preocupación. Ellos habían visto todo lo sucedido desde lejos y estaban felices de verlo sano y salvo. "¡Feliz! ¡Estás mojado como un pez!", exclamó el conejo riendo.

"Sí", respondió Feliz con una sonrisa. "Pero también estoy feliz porque tuve una gran aventura en este día lluvioso".

Sus amigos animales asintieron emocionados y decidieron que todos deberían hacer algo especial cada vez que lloviera para aprovechar al máximo esos días diferentes. A partir de ese día, cada vez que llovía en el jardín, los animales se reunían para construir balsas improvisadas o jugar bajo la lluvia.

Descubrieron que los días lluviosos podían ser igual de divertidos que los soleados si encontraban nuevas formas de disfrutarlos. Y así fue como Feliz enseñó a sus amigos que, aunque las cosas no siempre salgan como uno espera, siempre hay una manera de hacer de cada día una gran aventura.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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