Aventuras en China
Querido Mateo, querida Ana, Había una vez un niño llamado Tomás, que siempre soñaba con vivir grandes aventuras. Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con su amigo Lucas.
"¡Hola Lucas! ¿Qué estás haciendo aquí?"- preguntó emocionado Tomás. "Estoy esperando a mi abuela. Vamos a visitarla en su casa y luego iremos al zoológico juntos"- respondió Lucas con una sonrisa.
Tomás pensó en lo divertido que sería ir de visita con la abuela de su amigo y decidió pedirle permiso a su mamá para acompañarlos. Al llegar a la casa de la abuela Ana, Tomás quedó impresionado por lo acogedora y llena de historias que era.
La abuela les contó sobre sus viajes alrededor del mundo y cómo había conocido personas maravillosas en cada lugar que visitaba. Inspirado por las historias de la abuela Ana, Tomás tuvo una idea brillante: quería viajar a China.
Sabía que sería una aventura increíble llena de descubrimientos y aprendizajes. "Abuelita Ana, ¿crees que podría irme contigo a China? Sería la experiencia más emocionante de mi vida"- le preguntó Tomás con entusiasmo.
La abuela Ana sonrió cariñosamente y respondió: "Querido Tomás, me encantaría llevarte conmigo, pero primero debes hablarlo con tus padres". Tomás regresó a casa muy emocionado y le contó todo a su madre mientras ella cocinaba deliciosos frixuelos. "Mamá, ¿puedo ir a China con la abuela Ana? Sería una aventura inolvidable"- dijo Tomás con los ojos brillantes.
La mamá de Tomás se sorprendió por la propuesta pero también vio lo emocionado y decidido que estaba su hijo. Después de pensarlo un poco, accedió a que Tomás viajara con la abuela Ana.
Así fue como comenzó la increíble aventura de Tomás y la abuela Ana en China. Juntos visitaron lugares mágicos como La Gran Muralla y el Palacio Imperial. Aprendieron sobre la rica cultura china, probaron deliciosas comidas exóticas y conocieron personas amables y acogedoras.
Un día, mientras paseaban por un mercado local, Tomás se separó accidentalmente de su abuela. Se sintió asustado y perdido, pero recordó las enseñanzas de su madre sobre mantener la calma en situaciones difíciles.
Tomás buscó ayuda entre los transeúntes hasta que encontró a un niño llamado Pablo, quien hablaba español. Pablo le ayudó a encontrar a su abuela Ana y juntos regresaron al hotel donde estaban alojados.
Este encuentro fortuito hizo que Tomás valorara aún más la importancia de ser amable y solidario con los demás. Aunque eran diferentes culturas y lenguajes, él pudo hacer un nuevo amigo gracias a su bondad y empatía.
Después de una maravillosa estadía en China, llegó el momento de regresar a casa. Tomás volvió lleno de historias emocionantes para contarle a sus amigos y familiares. También regresó con una nueva perspectiva sobre la importancia de explorar el mundo y aprender de diferentes culturas.
La aventura en China había dejado una huella profunda en el corazón de Tomás. A partir de ese momento, se prometió a sí mismo que nunca dejaría de perseguir sus sueños y buscar nuevas experiencias que lo hicieran crecer como persona.
Y así, Querido Mateo, querida Ana, termina nuestra historia llena de aprendizaje y emociones. Recuerda siempre seguir tus sueños y estar dispuesto a descubrir todo lo maravilloso que el mundo tiene para ofrecerte. Con cariño, El escritor imaginativo
