Aventuras en el Bosque con Macu e Iria
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques, una perrita llamada Macu que vivía con su amiga la niña Iria.
Macu era muy curiosa y le encantaba correr tras las ardillas y conejos que jugaban en el bosque cercano a su casa. Un día, se despertó temprano y fue a buscar a Iria para invitarla a acompañarla en su aventura. "¡Iria, despierta! ¡Vamos a buscar ardillas y conejos al bosque hoy!", ladró emocionada Macu.
Iria bostezó y se levantó de la cama con una sonrisa. Le encantaba pasar tiempo con Macu explorando la naturaleza. "¡Sí, vamos juntas! Será divertido", exclamó Iria. Ambas se prepararon rápidamente y salieron rumbo al bosque.
Mientras caminaban entre los árboles, Macu olfateaba el aire buscando rastros de sus amigos animals. "¡Mira, allá hay una ardilla!", señaló emocionada Iria. Macu comenzó a correr detrás de la ardilla mientras Iria reía divertida siguiéndola.
La ardilla ágilmente trepaba por los árboles escapando de Macu, pero esta no se daba por vencida y continuaba persiguiéndola con alegría. "¡No te escapes, amiguita ardilla! ¡Solo queremos jugar contigo!", ladraba Macu intentando convencerla.
Después de un rato persiguiendo a la ardilla, ésta decidió detenerse y mirar a Macu curiosa. "¿Quieres jugar con nosotras?", preguntó Iria acercándose lentamente. La ardilla asintió con la cabeza y pronto los tres estaban correteando juntos por el bosque entre risas y juegos.
De repente, escucharon un ruido proveniente de unos arbustos cercanos. "¿Qué será ese ruido?", preguntó preocupada Iria. Macu olió el aire e identificó que era un conejo asustado escondido entre los arbustos. "Tranquilo amigo conejo, no te haremos daño.
¿Quisieras jugar con nosotros también?", ofreció amablemente Macu. El conejo salió tímidamente de su escondite y se unió al grupo. Ahora eran cuatro amigos disfrutando del día en el bosque.
Jugaron carreras, escondidas e incluso compartieron un picnic improvisado que llevaba Iria en su mochila. "¡Qué lindo es tener nuevos amigos como ustedes! Gracias por aceptarnos", expresó el conejo emocionado. Al caer la tarde, decidieron regresar a casa llenos de alegría por haber compartido momentos inolvidables juntos.
"Hoy fue un día maravilloso gracias a ustedes dos", dijo Iria abrazando cariñosamente a Macu y al conejo. Macu movió felizmente su cola mientras el conejo saltaba contento alrededor de ellos.
Habían aprendido que la verdadera amistad no conocía barreras ni diferencias; solo importaba compartir buenos momentos junto a quienes apreciamos. - Con esa enseñanza en sus corazones, regresaron felices sabiendo que siempre tendrían unos amigos animals esperándolos para nuevas aventuras en el bosque mágico donde todo era posible.
FIN.