Aventuras en el Bosque de Colina
Había una vez una niña llamada Lucía y su perro Cholo, quienes vivían en un pequeño pueblo cerca del bosque chileno de Colina.
Un día decidieron hacer una aventura y se adentraron en el bosque con su mochila llena de provisiones. Todo iba bien al principio, pero de repente Lucía y Cholo se encontraron perdidos. La nevada comenzaba a caer y la temperatura bajaba rápidamente.
Lucía sabía que tenían que encontrar refugio antes de que fuera demasiado tarde. Desesperados por encontrar ayuda, Lucía y Cholo caminaban entre los árboles buscando alguna señal de civilización. Pero cada paso parecía llevarlos más lejos del camino correcto. "Cholo, no sé qué hacer", dijo Lucía con lágrimas en los ojos.
"Estamos muy lejos de casa y nadie sabe dónde estamos". Cholo ladró como si estuviera tratando de consolar a su amiga. Juntos continuaron avanzando hasta que llegaron a un río congelado.
"Lucía, creo que podemos atravesar el río para buscar ayuda", sugirió Cholo mientras miraba hacia el otro lado. "La nieve es lo suficientemente firme para caminar sobre ella". Lucía estaba asustada pero confiaba en su fiel amigo.
Siguiendo las pisadas de Cholo sobre la nieve, lograron llegar al otro lado del río sin problemas. Mientras seguían caminando, vieron unas huellas extrañas en la nieve. Decidieron seguirlas esperanzados de encontrar ayuda. Las huellas los llevaron hasta una cueva donde encontraron comida y mantas abandonadas.
"¡Mira, Cholo! ¡Alguien estuvo aquí!", exclamó Lucía emocionada. "Podemos descansar un poco y comer algo antes de continuar". Después de reponer energías, Lucía y Cholo continuaron su camino.
La noche cayó sobre el bosque y la nevada se volvió más intensa. Pero no se dieron por vencidos. De repente, escucharon un ruido a lo lejos. Era el sonido de una motosierra.
Siguiendo el ruido, encontraron a un guardia forestal llamado Sebastián que estaba buscando a dos personas perdidas en el bosque. "¡Sebastián! ¡Aquí estamos!", gritó Lucía con alivio. "Nos perdimos, pero gracias a Cholo pudimos sobrevivir". Sebastián se acercó rápidamente a ellos y los envolvió en mantas para mantenerlos calientes.
Les explicó que habían estado desaparecidos durante tres días y que sus familias estaban muy preocupadas. Lucía y Cholo abrazaron al guardia Sebastián con gratitud mientras él los llevaba de regreso al pueblo.
Aprendieron la importancia de no aventurarse demasiado lejos sin tener conocimiento del entorno y siempre llevar consigo provisiones básicas. Desde aquel día, Lucía prometió nunca más perderse en el bosque sin la compañía de un adulto responsable.
Y juntos, ella y Cholo enseñaron a otros niños sobre la importancia de respetar y cuidar la naturaleza mientras disfrutaban de sus aventuras en el hermoso bosque chileno de Colina.
FIN.