Aventuras en el desván
Había una vez un hermano y una hermana llamados Jack y Rose. Eran inseparables y siempre se divertían juntos. Un día, decidieron jugar a las escondidas en la casa de su abuela.
La abuela tenía una escalera muy antigua que llevaba al desván, donde guardaba todos sus tesoros. Los niños sabían que no debían subir por esa escalera sin supervisión, pero la emoción del juego los hizo olvidar las reglas.
Mientras buscaban el lugar perfecto para esconderse, Jack y Rose se encontraron frente a la misteriosa escalera. La curiosidad les ganó y decidieron subir un poco para ver qué había en el desván. Subieron con mucho cuidado, uno detrás del otro, hasta llegar al último peldaño.
Pero justo cuando alcanzaron el final de la escalera, esta se rompió bajo su peso y ambos cayeron hacia atrás. Al caer al suelo, Jack y Rose se levantaron rápidamente y revisaron si estaban bien.
Afortunadamente, solo tenían algunos rasguños leves. Pero ahora estaban atrapados en el oscuro desván sin forma de salir. "¿Qué haremos ahora?" - preguntó Rose preocupada. "No te preocupes", dijo Jack tratando de mostrar valentía,"encontraremos una manera de salir".
Los niños comenzaron a explorar el desván en busca de algo que los ayudara a escapar. Encontraron viejas cajas llenas de recuerdos familiares; fotos antiguas de sus padres cuando eran jóvenes y juguetes rotos con los que solían jugar.
De repente, Jack vio una pequeña ventana en el techo. Parecía demasiado alta para alcanzarla, pero Jack no se rindió tan fácilmente. Buscó una caja vacía y la colocó debajo de la ventana.
Con un poco de esfuerzo, logró subirse y empujar la ventana abierta. "¡Rose! ¡He encontrado una salida!" - exclamó Jack emocionado. Los dos hermanos hicieron todo lo posible para trepar por la caja y salir por la ventana hacia el tejado.
Una vez afuera, se dieron cuenta de que estaban en el ala trasera de la casa, lejos del jardín donde solían jugar. "¿Qué haremos ahora?" - preguntó Rose preocupada nuevamente. "No te preocupes", dijo Jack con confianza,"encontraremos nuestro camino a casa".
Jack y Rose comenzaron a caminar por el tejado, buscando alguna forma de bajar sin lastimarse. Fue entonces cuando vieron un árbol cercano con ramas bajas que llegaban hasta el suelo.
Con cuidado, los niños se deslizaron por las ramas del árbol hasta llegar al suelo sano y salvo. Estaban muy aliviados y felices de estar fuera del desván. En ese momento, escucharon la voz preocupada de su abuela llamándolos desde lejos.
Los niños corrieron hacia ella y explicaron lo que había sucedido. Su abuela estaba feliz de verlos ilesos pero les recordó lo importante que era seguir las reglas y no aventurarse sin supervisión.
Aunque habían pasado por una experiencia aterradora, Jack y Rose aprendieron algo muy valioso. Aprendieron la importancia de seguir las reglas y de no dejarse llevar por la curiosidad sin pensar en las consecuencias. Desde aquel día, Jack y Rose se convirtieron en los mejores guardianes de las reglas.
Siempre se aseguraban de estar seguros y de cuidar el uno del otro. Y aunque nunca más volvieron a subir esa escalera, siempre recordaron su aventura como una lección importante en sus vidas.
Y así, los hermanos siguieron creciendo juntos, aprendiendo y enfrentando nuevas aventuras con valentía y sabiduría.
FIN.