Aventuras en el Parque



Había una vez una niña llamada Dassy, a quien le encantaban los animales. Un día, su mamá le regaló un pequeño hamster llamado Pelusín.

Dassy estaba emocionada con su nueva mascota y decidió llevarlo al parque para que pudiera disfrutar de un poco de aire fresco y diversión al aire libre. Ella sabía que los hamsters eran más felices cuando tenían espacio para correr y explorar.

Cuando llegaron al parque, Dassy abrió la jaula de Pelusín y lo dejó salir para que pudiera estirar sus patitas. El hamster comenzó a correr por el césped verde mientras Dassy lo seguía de cerca. Mientras caminaban por el parque, Dassy notó que había otros niños jugando con sus mascotas también.

Había perros saltando en el lago, gatos persiguiendo mariposas y pájaros cantando en los árboles. De repente, Pelusín se detuvo frente a un árbol y comenzó a olfatear algo muy interesante.

Era otro hamster llamado Chispita, que también estaba paseando por el parque con su dueño. Dassy se acercó a la dueña de Chispita y le preguntó si podían jugar juntos.

La dueña asintió con una sonrisa y dijo: "¡Claro! Será divertido ver cómo se llevan nuestros pequeños amigos". Pelusín y Chispita comenzaron a correr juntos por todo el parque, jugando como dos pelotitas de pelo rodantes. Los niños observaban fascinados mientras los hamsters corrían sin parar.

Después de un rato, Dassy y la dueña de Chispita decidieron sentarse en un banco para descansar. Los hamsters también se detuvieron y se acurrucaron en el regazo de sus dueñas.

Mientras descansaban, Dassy comenzó a conversar con la dueña de Chispita sobre los cuidados que ambos daban a sus mascotas. La niña aprendió cosas nuevas sobre cómo alimentarlos adecuadamente, limpiar su jaula y darles mucho cariño. De repente, Pelusín saltó del regazo de Dassy y corrió hacia un arbusto cercano.

La niña se levantó rápidamente y fue tras él. Pero cuando llegó al arbusto, no encontró a su pequeño amigo por ningún lado. Dassy comenzó a preocuparse y llamaba desesperadamente a Pelusín.

"¡Pelusín! ¡Ven aquí, pequeñito!", gritaba mientras buscaba entre las hojas del arbusto. Pero el hamster parecía haber desaparecido. Justo cuando estaba a punto de rendirse, escuchó un pequeño chillido proveniente del otro lado del arbusto. Rápidamente apartó las ramas y allí estaba Pelusín, atrapado en una telaraña.

Dassy tomó con cuidado a su amiguito entre sus manos y lo liberó suavemente de la telaraña. El hamster estaba asustado pero ileso. Ambos volvieron corriendo hacia el banco donde estaban sentadas antes.

La dueña de Chispita sonrió al verlos llegar sanos y salvos. "Parece que tu amistad con Pelusín es muy especial", dijo. "Ambos se cuidan y protegen mutuamente". Dassy asintió con una sonrisa y abrazó a Pelusín con cariño.

Había aprendido una valiosa lección: la importancia de estar atenta a su mascota, cuidarla y mantenerla segura. Desde ese día, Dassy y Pelusín visitaron el parque regularmente.

Jugaron con otros niños y sus mascotas, pero siempre estuvieron juntos, recordando que la amistad verdadera significa cuidarse el uno al otro en todo momento. Y así, Dassy vivió muchas aventuras junto a su pequeño hamster en el maravilloso parque donde los animales eran libres de correr y jugar.

FIN.

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