Aventuras en el Parque


En un pequeño pueblo llamado Villa Alegre vivía el perro Boby, un simpático caniche blanco que siempre estaba dispuesto a jugar y hacer travesuras.

Boby era la mascota de la familia González, quienes lo habían adoptado cuando era solo un cachorrito. Un día soleado, mientras paseaba por el parque del pueblo, Boby se encontró con la pequeña Azusena, una niña de ojos brillantes y risa contagiosa.

Azusena estaba sentada en un banco con la mirada perdida en el horizonte. - ¡Hola! ¿Cómo te llamas? -preguntó Boby moviendo su cola emocionado. Azusena levantó la mirada sorprendida al escuchar hablar al perro. Nunca antes había visto algo así.

- ¡Wow! ¡Eres un perro que habla! Yo soy Azusena, ¿tú quién eres? - Soy Boby, el perro más divertido de todo Villa Alegre. ¿Por qué estás tan triste hoy? -preguntó preocupado Boby.

Azusena suspiró y le contó a Boby que se sentía sola porque sus amigos estaban de vacaciones y no tenía con quién jugar. Boby decidió entonces alegrarle el día a Azusena y juntos comenzaron a explorar el parque en busca de aventuras.

Caminaron por senderos llenos de flores silvestres, se columpiaron en los juegos del parque y hasta se animaron a trepar a los árboles. Azusena reía como nunca lo había hecho antes gracias a las ocurrencias de Boby. De repente, escucharon unos maullidos provenientes de un arbusto cercano.

Al acercarse descubrieron a un gatito blanco atrapado entre las ramas. - ¡Oh no! ¡Pobrecito gatito! Necesita nuestra ayuda -exclamó Azusena preocupada. Boby movió su cola con entusiasmo y juntos lograron liberar al gatito.

El minino les dio las gracias con ronroneos cariñosos y se sumó a la travesura del dúo inseparable formado por el perro y la niña. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando decidieron regresar al pueblo.

En ese momento, Azusena abrazó a Boby con cariño y le dijo:- Gracias por hacerme pasar el mejor día de todos, Boby. Eres mi amigo favorito en todo el mundo. Boby ladró felizmente sintiéndose orgulloso de haber alegrado el corazón de su nueva amiga.

Desde ese día, cada tarde después de clases, Azusena corría al parque para encontrarse con su fiel compañero animal y vivir nuevas aventuras juntos.

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