Aventuras en el Volcán Popayán



Era un bello día en Popayán, un lugar lleno de historia y naturaleza. Los aromas del campo se mezclaban con el canto de las aves, mientras los habitantes de la ciudad disfrutaban de su cotidiano. En el SENA, un grupo de aprendices estaba a punto de embarcarse en una emocionante aventura.

- “Hoy, veremos el volcán Popayán de cerca”, dijo el profesor Juan, muy entusiasta.

- “¿Podremos acercarnos de verdad? ”, preguntó Clara, una de las aprendices con una gran curiosidad.

- “Sí, pero siempre con cuidado y en grupo”, agregó el profesor.

Los aprendices se prepararon con entusiasmo, llevando mochilas con agua, snacks y cuadernos para anotar lo que aprendieran. Jorge, el más aventurero del grupo, exclamó:

- “¡No puedo esperar para ver la lava! ”

Al llegar a la base del volcán, el paisaje era impresionante. La vegetación era verde y vibrante, y el aire fresco llenaba los pulmones de los chicos. Al comenzar la caminata, Clara se detuvo para observar una mariposa brillante.

- “Miren esa belleza”, dijo Clara con asombro.

- “Es increíble, pero no nos olvidemos de la ruta”, recordó María, siempre atenta con el grupo.

Mientras avanzaban, el profesor Juan les contaba sobre la importancia del volcán para la región.

- “El Popayán no solo es un volcán, sino también un símbolo de nuestro pueblo y de la fertilidad de la tierra”, explicó.

- “¿Y qué hay de la lava? ”, preguntó Jorge ansioso.

- “La lava es lo que hace al volcán tan poderoso. Pero también hay que recordar que un volcán puede ser peligroso, por eso hay que respetarlo”, dijo el profesor.

Justo cuando llegaron a un mirador, una ligera brisa sopló y el cielo comenzó a nublarse. Clara miró hacia arriba asustada.

- “¿Va a llover? ”, preguntó inquieta.

- “No lo creo”, respondió el profesor. “Pero siempre hay que estar atentos a los cambios del clima”.

En ese momento, un estruendo sacudió el suelo. Todos miraron hacia el volcán y vieron pequeñas piedras caer.

- “¡Rápido, hay que alejarnos! ”, gritó el profesor.

- “¡Pero miremos la lava! ”, protestó Jorge, sin querer irse.

- “No es seguro. La lava puede ser peligrosa”, insistió María.

Decididos a mantener la seguridad del grupo, empezaron a bajar rápidamente. Mientras corrían, Clara miró hacia atrás y vio algo resplandecer en la cumbre del volcán.

- “¿Qué es eso? ”, preguntó sorprendida.

- “Podría ser el magma”, dijo el profesor, preocupado.

- “Vamos a investigar, pero con cuidado”, exclamó Jorge emocionado.

Después de encontrar un lugar seguro, el grupo se vio obligado a hacer una pausa. Clara, con su curiosidad desbordante, propuso una idea.

- “¿Qué tal si hacemos un experimento para entender cómo funciona un volcán? ”, sugirió.

- “¡Genial! ”, dijo María.

- “Pero, ¿cómo? ”, preguntó el profesor, intrigado.

Los aprendices se pusieron manos a la obra. Usaron agua, bicarbonato, vinagre y colorante rojo para simular una erupción.

- “¡Es como si el volcán estuviera eruptando! ”, gritó Jorge mientras todos reían.

El experimento fue un éxito, pero de pronto, el cielo osciló y comenzó a lloviznar.

- “Volvamos al refugio”, dijo el profesor.

- “Así no vamos a poder ver la lava”, lamentó Jorge.

- “Es más seguro protegernos ahora. Habrá muchas oportunidades para aprender en el futuro”, agregó María.

Mientras regresaban, Clara agradeció al profesor.

- “A veces lo más increíble es aprender en situaciones imprevistas”, reflexionó.

- “Sí, y hoy hemos visto cuán maravilloso y poderoso puede ser la naturaleza”, finalizó el profesor.

Ya de vuelta en el SENA, los aprendices compartieron la experiencia con otros compañeros. Clara, Jorge y María decidieron crear un mural sobre su aventura.

- “Contemos a todos lo importante que es cuidar el volcán Popayán y nuestra tierra”, dijo Clara, entusiasmada.

- “Debemos enseñarles a todos sobre la seguridad alrededor de volcanes”, añadió Jorge.

- “Y así protegeremos a las generaciones futuras”, finalizó María.

Y así, con risas y aprendizaje, los aprendices descubrieron que la curiosidad y el cuidado por la naturaleza son fundamentales para vivir en armonía en el mundo que nos rodea.

FIN.

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