Aventuras en Equipo
En la escuela del mar, los niños de 3 años se divertían aprendiendo y explorando juntos.
En esta clase especial, cada niño representaba a un animal marino: Lucas era una tortuga, Martina una estrella de mar, Juan un pez payaso y Sofía una medusa. Un día soleado, la maestra Clara les propuso a los niños hacer un proyecto en parejas para fomentar la amistad y el trabajo en equipo.
Los ojos de los pequeños brillaron de emoción ante la idea. "¡Lucas, vamos a ser compañeros para el proyecto!", dijo entusiasmada Martina. "¡Sí! ¡Vamos a construir un castillo de arena juntos!", respondió Lucas con alegría. Los dos amigos se pusieron manos a la obra.
Recolectaron almejas y piedritas para decorar su castillo mientras charlaban y reían. Juan y Sofía también formaron equipo e idearon crear un mural submarino con pinturas hechas con algas marinas.
Con esfuerzo y dedicación, los pequeños trabajaron juntos en sus proyectos durante toda la semana. Se ayudaban mutuamente, compartían ideas y celebraban cada logro alcanzado. La amistad florecía entre ellos como las algas en el océano. Pero un día, una fuerte tormenta azotó la escuela del mar.
El viento soplaba con fuerza y las olas golpeaban con furia la costa. Los niños se asustaron al principio, pero recordaron que juntos eran más fuertes.
"¡No tengas miedo, Martina! Estoy aquí contigo", dijo Lucas abrazando a su amiga tortuga. "¡Gracias por estar conmigo, Lucas! Juntos podemos superar cualquier cosa", respondió Martina con valentía. La maestra Clara guió a los niños hacia un lugar seguro dentro de la escuela del mar mientras pasaba la tormenta.
Allí compartieron historias, juegos y risas para mantenerse animados hasta que finalmente el sol volvió a brillar en el cielo azul.
Al salir afuera, los niños descubrieron que sus proyectos habían resistido la tormenta gracias al trabajo en equipo y a su sólida amistad. El castillo de arena estaba intacto y el mural submarino lucía más hermoso que nunca bajo el sol resplandeciente. "¡Lo logramos gracias a nuestra amistad!", exclamó Juan radiante de alegría.
"¡Sí! Juntos podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente", agregó Sofía emocionada. Los niños abrazaron emocionados a sus amigos sabiendo que tenían algo especial: una conexión única basada en el amor, la solidaridad y la confianza mutua.
En esa clase del mar, aprendieron no solo sobre los secretos del océano sino también sobre el valor invaluable de la verdadera amistad que perduraría por siempre jamás.
FIN.