Aventuras en la Escuela


Había una vez un niño llamado Pequeño que vivía en un pueblo muy lejano.

Pequeño era un niño curioso y valiente, pero tenía un gran miedo: ¡le daba pánico ir a la escuela! Todas las mañanas se escondía bajo la cama y no quería salir de ahí. Su mamá, preocupada por su hijo, intentaba convencerlo todos los días para que fuera a la escuela. Pero Pequeño solo decía: "¡No quiero ir! Me da mucho miedo".

Su mamá le explicaba que en la escuela aprendería cosas nuevas, conocería amigos y se divertiría mucho, pero nada parecía calmar el temor de Pequeño. Un día, mientras estaba escondido bajo la cama, escuchó una vocecita desde adentro de su mochila.

Era Ruffo, un lápiz con goma de borrar en forma de perro que le habían regalado cuando nació. Ruffo siempre estaba dispuesto a ayudar y animar a Pequeño en todo momento.

"¿Qué te pasa, amigo?" -preguntó Ruffo con voz tierna. "Tengo miedo de ir a la escuela. No sé qué hacer", respondió Pequeño con tristeza. Ruffo entendió cómo se sentía su amigo y decidió acompañarlo ese día a la escuela sin que nadie lo notara.

Cuando llegaron al colegio, Pequeño seguía asustado pero Ruffo lo alentaba diciéndole: "¡Vamos, amigo! Verás que todo estará bien".

Al entrar al salón de clases, algo increíble sucedió: todos los niños lo recibieron con una gran sonrisa y el maestro les dio la bienvenida. Poco a poco, Pequeño fue sintiéndose más cómodo y empezó a participar en las actividades junto con sus compañeros. Durante el recreo, descubrió lo divertido que era jugar en el patio con los demás niños.

Se reían juntos, compartían meriendas e incluso se ayudaban en las tareas difíciles.

De repente, Pequeño se dio cuenta de algo importante: ¡la escuela no era tan terrible como pensaba! Al finalizar el día escolar, Pequeño abrazó a Ruffo emocionado y le dijo: "¡Gracias por acompañarme hoy! Descubrí que la escuela es genial y tengo muchos amigos nuevos". Ruffo movió su colita contento y respondió: "Siempre estaré aquí para apoyarte".

Desde ese día, Pequeño dejó atrás su miedo a ir a la escuela y cada mañana iba felizmente junto a sus amigos. Aprendió muchas cosas interesantes, vivió aventuras emocionantes y descubrió que enfrentar sus temores podía llevarlo a grandes experiencias.

Y así fue como Pequeño superó su miedo gracias al apoyo de sus amigos y descubrió un mundo lleno de aprendizaje y diversión en la escuela.

Nunca más volvió a esconderse bajo la cama porque sabía que cada nueva experiencia valía la pena vivirla sin temor alguno.

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