Aventuras en la Escuela de la Alegría



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Noeva. Noeva era una niña de tres años con rizos rebeldes que bailaban al ritmo del viento.

Tenía una sonrisa que iluminaba la habitación y unos ojos curiosos llenos de chispa. Le encantaba explorar en el jardín de flores de su casa, jugar con su mascota, un perrito pequeño llamado Pelusa, salir de paseo al parque y correr sin parar.

Un día soleado, mientras Noeva correteaba por el jardín persiguiendo a Pelusa, su mamá se acercó a ella con una noticia emocionante: "Noeva, pronto comenzarás la escuela". Los ojos de Noeva se abrieron como platos y su corazón latió con fuerza.

¡Ir a la escuela sonaba tan divertido! Estaría rodeada de otros niños con los que podría jugar y aprender muchas cosas nuevas. Desde ese día, Noeva no podía dejar de hablar sobre la escuela.

Todos los juguetes se convirtieron en sus alumnos imaginarios y les enseñaba números y letras con entusiasmo. Pelusa también participaba en las clases improvisadas y ladraba feliz cada vez que Noeva le mostraba un dibujo nuevo. El primer día de clases finalmente llegó.

Noeva estaba radiante con su mochila llena de lápices de colores y cuadernos brillantes. Al llegar a la escuela, se encontró con muchos niños jugando en el patio.

Uno de ellos se acercó a ella y le preguntó si quería jugar a las escondidas. Noeva asintió emocionada. - ¡Qué emoción! ¡Vamos a contar hasta diez! -dijo el niño mientras cerraba los ojos para empezar a contar. Noeva corrió lo más rápido que pudo para encontrar un buen escondite.

Se metió detrás de un árbol frondoso y esperó riendo silenciosamente. La campana sonó indicando el final del recreo, pero los niños seguían jugando sin darse cuenta del tiempo transcurrido.

Finalmente, cuando encontraron a todos los niños menos a Noeva, comenzaron a buscarla desesperadamente. Escucharon risitas provenientes del árbol donde se escondía nuestra protagonista. - ¡Te encontramos! -gritaron todos al unísono mientras Noeva salía victoriosa de su escondite.

Ese día, Noeva descubrió lo maravilloso que era hacer nuevos amigos e involucrarse en aventuras emocionantes en la escuela. Aprendió que cada día era una oportunidad para crecer, aprender cosas nuevas y disfrutar al máximo cada momento.

Y así fue como la pequeña Noeva siguió explorando el mundo con sus rizos rebeldes al viento, siempre lista para vivir nuevas experiencias llenas de alegría y aprendizaje.

FIN.

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