Aventuras en la Luna
Había una vez un ratón llamado Miguelito que vivía en un pequeño agujero en el jardín de una casa. Miguelito era muy curioso y siempre soñaba con aventuras emocionantes.
Un día, mientras exploraba el jardín, encontró a tres nuevos amigos: Tomás, el loro parlanchín; Matilde, la tortuga sabia; y Bernardo, el perro leal. Los cuatro se hicieron inseparables y pasaban sus días jugando y contándose historias.
Un día, mientras estaban sentados bajo la sombra de un árbol, Miguelito tuvo una idea brillante. "-¡Amigos! -exclamó emocionado-. ¿Qué les parece si viajamos a la luna?"Los ojos de Tomás se iluminaron al instante.
"-¡Sería fantástico! ¡Imaginen todas las cosas increíbles que podríamos ver!"Matilde asintió lentamente con su cabeza arrugada. "-La luna es un lugar misterioso lleno de secretos por descubrir", dijo ella con su voz pausada. Bernardo movió su cola frenéticamente y ladró emocionado.
"-¡Yo quiero ir también! Sería genial correr por la superficie lunar". Sin pensarlo dos veces, los cuatro amigos comenzaron a planear su viaje a la luna. Investigaron en libros e internet sobre cohetes espaciales y astronautas para aprender cómo llegar allí.
Después de semanas de preparación exhaustiva, finalmente construyeron un pequeño cohete hecho con materiales reciclados que encontraron en el jardín. Estaban listos para emprender su gran aventura. Con mucha emoción, Miguelito, Tomás, Matilde y Bernardo subieron al cohete y se prepararon para el despegue.
El motor rugió y el cohete se elevó hacia el cielo estrellado. A medida que se acercaban a la luna, Miguelito miraba por la ventana con asombro.
"-¡Miren! ¡Allá está nuestra destinación!"Cuando llegaron a la superficie lunar, los amigos salieron del cohete y comenzaron a explorar. Quedaron maravillados con las montañas de polvo gris y los cráteres que decoraban el paisaje. Tomás voló en círculos alrededor de ellos mientras gritaba de alegría.
"-¡Estamos en la luna! ¡No puedo creerlo!"Matilde caminaba lentamente hacia un cráter y observaba su reflejo en él. "-La luna es un lugar tranquilo y sereno", dijo ella sabiamente. Bernardo corría libremente por la superficie lunar, saltando como si fuera un conejo espacial.
"-¡Esto es increíble! ¡Siempre quise ser astronauta!"Los amigos pasaron horas explorando, saltando y divirtiéndose en la luna. Pero pronto llegó el momento de regresar a casa.
Con tristeza en sus corazones, subieron nuevamente al cohete y despegaron hacia la Tierra. Durante todo el viaje de regreso, recordaron las emocionantes aventuras que habían vivido juntos. Al llegar a casa sano y salvo, Miguelito miró a sus amigos con una sonrisa brillante.
"-Amigos míos, hemos aprendido una valiosa lección. La amistad y la valentía nos llevan a lugares increíbles". Tomás asintió emocionado.
"-¡Y nunca debemos dejar de soñar y explorar!"Matilde agregó con sabiduría, "-La luna puede estar lejos, pero siempre podemos encontrar aventuras emocionantes aquí en la Tierra". Bernardo movió su cola vigorosamente. "-¡Y lo más importante es que siempre estaremos juntos, sin importar dónde vayamos!"Desde ese día, Miguelito, Tomás, Matilde y Bernardo siguieron siendo los mejores amigos.
Siempre recordaron su viaje a la luna como una experiencia mágica que les enseñó el poder de la amistad y el valor de perseguir sus sueños.
Y así fue como un ratón llamado Miguelito y sus tres amigos vivieron una aventura inolvidable en la luna, inspirando a todos aquellos que escuchaban su historia a seguir explorando el mundo que los rodea con curiosidad y valentía.
FIN.