Aventuras en las montañas de Salta


Había una vez en las altas montañas de la provincia de Salta, Argentina, una niña llamada María. María vivía en una cabaña acogedora rodeada de árboles frondosos y un paisaje impresionante.

A pesar de que disfrutaba mucho de la tranquilidad y belleza de su hogar, a veces se sentía sola y deseaba tener amigos con quienes jugar. Un día, mientras observaba el sol brillando sobre las montañas, a María se le ocurrió una idea maravillosa.

Decidió invitar a los niños que vivían en pueblos cercanos a visitar su casa y pasar un día juntos lleno de diversión y aventuras. Con entusiasmo, María preparó pequeñas invitaciones hechas a mano con dibujos coloridos de flores y montañas.

Luego se puso su mochila con agua fresca, frutas y algunos juegos para compartir con sus futuros amigos. Al llegar al pueblo más cercano, María repartió las invitaciones entre los niños que encontró jugando en la plaza.

Todos quedaron sorprendidos por la propuesta de María y aceptaron emocionados la invitación para visitarla al día siguiente. La mañana siguiente llegó pronto, el sol brillaba en lo alto del cielo azul mientras los niños se reunían frente a la cabaña de María.

La niña los recibió con una gran sonrisa y les mostró su hogar rodeado de naturaleza salvaje. "¡Bienvenidos! ¡Estoy tan feliz de tenerlos aquí!", exclamó María emocionada.

"¡Wow! ¡Tu casa es increíble!", dijo uno de los niños admirando el paisaje. "¿Quieren jugar al escondite o explorar el bosque juntos?", propuso María entusiasmada. Los niños pasaron todo el día corriendo por las colinas, escalando rocas e investigando cada rincón del bosque junto a María.

Descubrieron plantas exóticas, escucharon el canto de aves desconocidas e incluso vieron huellas frescas dejadas por algún animal misterioso.

Al caer la tarde, todos se sentaron alrededor de una fogata encendida por María para contar historias divertidas y disfrutar de unos ricos malvaviscos asados. Los niños compartieron risas, secretos y sueños mientras contemplaban las estrellas brillantes sobre sus cabezas. "Gracias Maria por este día tan especial", dijo uno de los niños con gratitud.

"Sí, fue genial conocerte Maria", agregó otro niño sonriente. "¡Fue un placer tenerlos aquí! Espero que podamos volver a encontrarnos pronto", respondió Maria felizmente.

Con corazones llenos de alegría y nuevas amistades forjadas, los niños regresaron a sus hogares prometiendo mantener vivo el recuerdo del hermoso día compartido en las montañas junto a su nueva amiga Maria.

Desde ese momento en adelante, Maria nunca volvió a sentirse sola gracias a la valentía que tuvo para invitar a otros niños a su mundo mágico en las altas montañas donde juntos crearon recuerdos inolvidables llenos de amor y amistad verdadera. Y así continuaron explorando juntos nuevos horizontes llenos de aventuras por descubrir.

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