Aventuras entre Mangos



Había una vez un gato llamado Viaje y un perro llamado Vacaciones que vivían juntos en una pequeña casa en el campo. Eran los mejores amigos y siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraban el jardín trasero, encontraron un árbol de mango lleno de frutas jugosas. El aroma dulce llenaba el aire y ambos animales se acercaron emocionados. "- ¡Mira, Vacaciones! ¡Esas mangas se ven deliciosas!", exclamó Viaje con entusiasmo. "- Sí, Gato.

Pero creo que deberíamos pedir permiso antes de probarlas", respondió Vacaciones con prudencia. Decidieron ir a la casa vecina para preguntar si podían tomar algunas mangas prestadas.

Allí conocieron a Juguito, un loro muy amigable que vivía en la ventana del vecino. "- Buenos días, Juguito. ¿Podríamos tomar algunas mangas? Están tan apetitosas", dijo Viaje con cortesía. Juguito los miró con curiosidad y luego sonrió: "- Claro que sí, amigos gatunos. Pueden llevar todas las mangas que quieran".

Viaje y Vacaciones se alegraron mucho por la generosidad de Juguito y empezaron a reagarrar las mangas del suelo cuidadosamente. Llenaron una cesta grande hasta el tope y regresaron felices a su hogar.

Una vez en casa, decidieron hacer algo especial con las mangas. Se pusieron manos a la obra y prepararon un delicioso jugo de mango bien fresquito para disfrutarlo juntos bajo el sol.

Justo cuando estaban a punto de probar el jugo, una abeja traviesa se acercó volando y zumbando alrededor de ellos. "- ¡Ay, ay! ¡Una abeja!", gritó Vacaciones asustado. La abeja parecía estar muy interesada en el jugo de mango y no les dejaba disfrutarlo tranquilos.

Intentaron espantarla con sus patas y alas, pero la abeja seguía allí revoloteando. Fue entonces cuando Juguito apareció volando desde su ventana vecina. "- ¡No se preocupen, amigos! Yo puedo ayudarlos", exclamó con determinación. Juguito voló rápidamente hacia la abeja y empezó a hablarle amigablemente.

Le explicó que ellos solo querían disfrutar del jugo de mango sin hacerle daño a nadie. La abeja pareció entender y decidió irse en busca de flores más dulces.

Viaje, Vacaciones y Juguito se sentaron juntos a beber su jugo de mango mientras reían por la aventura que habían vivido. "- Gracias por tu valentía, Juguito. Sin ti no podríamos haber disfrutado nuestro jugo", dijo Viaje con gratitud. "- De nada, amigos gatunos.

Todos somos diferentes pero podemos entendernos si nos comunicamos correctamente", respondió Juguito sabiamente. Desde aquel día, Viaje, Vacaciones y Juguito se convirtieron en los mejores amigos.

Juntos aprendieron que la amistad verdadera puede superar cualquier obstáculo y que siempre es mejor pedir permiso antes de tomar algo prestado. Y así fue como Gato Viaje, Perro Vacaciones y Loro Juguito vivieron felices y disfrutaron de muchas más aventuras juntos.

FIN.

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