Aventuras entre Sombras



Fernanda era una niña de diez años, con gran pasión por las historias de terror. En la biblioteca de su escuela, era fácil encontrarla entre las estanterías llenas de libros oscuros y misteriosos. Sus amigas, Wendy y Lupe, le decían que era un poco loca por gustarle tanto lo aterrador, pero a ella no le importaba. No había nada que la hiciera sentir más viva que las narraciones de fantasmas, criaturas extrañas y misterios por resolver.

Una noche, mientras leía un libro acerca de un bosque embrujado, Fernanda se quedó dormida con el libro abierto en su regazo. De repente, un suave viento la envolvió y, ¡zas! Se encontró en un bosque espeso, lleno de árboles altos que parecían susurrar secretos oscuros. Del suelo salían neblinas que danzaban a su alrededor.

"¿Dónde estoy?" - murmuró, asombrada pero emocionada.

Sin pensarlo dos veces, Fernanda se aventuró a explorar el bosque. A medida que caminaba, empezó a escuchar risas y susurros. Leyendo sus historias, había aprendido que eso a menudo no era una buena señal.

"¡Hola! ¿Hay alguien aquí?" - preguntó, con un tono que mezclaba inquietud y valentía.

De repente, un lindo zorro de pelaje plateado salió de entre los árboles.

"Hola, pequeña. Soy Zuri, el guardián de este bosque. ¿Estás aquí para testear tu valentía o para ayudarme?"

"¿Ayudarte? ¿Por qué?" - preguntó Fernanda, sintiéndose intrigada.

Zuri le explicó que había una sombra peligrosa que había logrado apoderarse del bosque y que, si no se detenía, todos los seres mágicos que vivían allí estarían en peligro. Fernanda sabía que, aunque sus historias tenían un lado aterrador, ella siempre había querido ser una heroína.

"Yo puedo ayudar. ¿Qué debo hacer?" - dijo con determinación.

Zuri la llevó hasta un claro donde una sombra oscura danzaba, destilando una niebla de temor. Fernanda, aunque asustada, decidió enfrentarse a ella. Recordó cómo siempre en sus historias los protagonistas encontraban su valentía cuando más la necesitaban.

Con una voz firme, gritó:

"¡Deja este bosque en paz, sombra malvada!"

La sombra se detuvo, sorprendida por la valentía de la niña.

"¿Por qué debo irme? Este lugar es perfecto para que nadie se atreva a acercarse. No hay valentía aquí, solo miedo," - respondió con una sonrisa malévola.

"Eso no es cierto. El bosque está lleno de vida, incluso si no puedes verlo. Y yo estoy aquí para demostrarte que la valentía puede derrotar al miedo. ¡Vuelve a la oscuridad!" - afirmó Fernanda, sintiendo una chispa de poder dentro de ella.

La sombra, incapaz de soportar el brillo de confianza que irradió Fernanda, comenzó a desvanecerse. Con un último grito, desapareció en la penumbra, dejando el bosque iluminado por la luz de la luna.

"Lo lograste, Fernanda. Has liberado al bosque. Eres una verdadera heroína," - dijo Zuri, danzando alegremente.

"No lo hice sola. El amor por las historias me ayudó. Si no hubiera sido por todas las aventuras que he leído, no habría encontrado la valentía para enfrentarte,” - sonrió Fernanda, sintiendo que había aprendido algo muy importante.

Agradecida por la experiencia vivida, Fernanda se despidió de Zuri y despertó en su cama, con una sonrisa en su rostro. Desde ese día, no solo leyó más historias de terror, sino que también se dedicó a escribir las suyas. Se convirtió en una narradora de cuentos espeluznantes, pero siempre con un desenlace en el que la valentía y el amor triunfaban sobre el miedo.

Sus amigas la apoyaron cada día, y juntas decidieron crear un club de cuentos, donde cada semana compartían sus propias historias. Fernanda aprendió que, aunque las sombras de los miedos podían ser aterradoras, la valentía y la amistad eran las verdaderas luces que iluminaban su camino.

FIN.

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