Aventuras óseas en la selva
Había una vez en la selva un grupo de animales muy curiosos: el león, el elefante, la jirafa y la tortuga. Todos ellos eran vertebrados, es decir, tenían huesos en su cuerpo.
Un día, mientras paseaban por la selva, se encontraron con una pequeña ardilla llamada Anita. Anita era muy inquieta y siempre tenía muchas preguntas en su cabeza. "¡Hola amigos! ¿Qué hacen por aquí?" -preguntó Anita emocionada.
"Estamos disfrutando de un paseo por la selva" -respondió el león con una sonrisa-. "¿Y tú qué haces?""Estoy buscando nueces para guardarlas en mi madriguera" -contestó Anita con entusiasmo-. "Pero tengo una pregunta...
¿por qué ustedes tienen huesos?"Los animales se miraron entre sí y luego se acercaron a Anita para explicarle. El elefante tomó la palabra: "Los huesos nos dan estructura y soporte. Sin ellos, no podríamos mantenernos erguidos ni movernos correctamente". La jirafa añadió: "Además, los huesos protegen nuestros órganos internos.
Son como una armadura que nos ayuda a evitar lesiones graves". La tortuga asintió y agregó: "Los huesos también permiten que podamos crecer y desarrollarnos adecuadamente. Sin ellos, seríamos blanditos como gelatina".
Anita escuchaba atentamente las explicaciones de sus nuevos amigos e imaginaba cómo sería ella sin tener huesos. "¡Wow! ¡Qué interesante!" -exclamó Anita emocionada-. "Me encanta aprender cosas nuevas. Gracias por explicármelo". El león sonrió y dijo: "Estamos aquí para ayudarte, Anita.
Siempre es importante preguntar y buscar respuestas". De repente, mientras continuaban su paseo, escucharon un ruido extraño proveniente de los arbustos cercanos. "¡Qué curioso! ¡Vayamos a investigar!" -sugirió la jirafa con emoción.
Al acercarse, descubrieron que el ruido provenía de una pequeña cría de mono atrapada enredada en unas ramas. "¡Ayuda! ¡No puedo soltarme!" -gritaba el monito desesperado. Los animales se miraron entre sí y rápidamente idearon un plan para rescatarlo.
El elefante usó su trompa para levantar las ramas mientras que la jirafa estiraba su largo cuello para alcanzar al monito. Finalmente, la tortuga utilizó su caparazón fuerte como protección mientras todos trabajaban juntos para liberar al pequeño primate.
Una vez que el monito fue liberado y estaba a salvo, les agradeció emocionado: "¡Gracias por salvarme! Son los mejores amigos que alguien podría tener".
Los animales sonrieron satisfechos y se dieron cuenta de que trabajar en equipo era fundamental no solo para resolver problemas sino también para aprender más sobre ellos mismos y el mundo que los rodea. Desde ese día, Anita se convirtió en la mejor amiga de todos los animales vertebrados de la selva.
Juntos siguieron explorando e aprendiendo sobre las maravillas del reino animal y cómo cada uno de ellos, gracias a sus huesos, podían hacer cosas increíbles. Y así, mientras el sol se ponía en la selva, los animales continuaron su paseo llenos de alegría y amistad.
Porque aprender juntos era una aventura que nunca terminaba y porque tener huesos les recordaba lo fuertes y valientes que podían ser. Y colorín colorado, este cuento sobre los animales vertebrados y por qué tienen huesos ha terminado.
FIN.