Aventuras perdidas
Había una vez dos hermanitos, Sofía y Juanito, que vivían en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. Un día soleado decidieron aventurarse a explorar el bosque sin decirle nada a mamá.
- Sofía, ¿crees que podamos encontrar tesoros escondidos en el bosque? - preguntó emocionado Juanito. - No lo sé, pero seguro encontraremos muchas cosas interesantes - respondió Sofía con una sonrisa.
Los dos hermanitos caminaron por el bosque durante horas, saltando sobre troncos caídos y escuchando los cantos de los pájaros. Pero al llegar la tarde se dieron cuenta de que estaban perdidos. - Juanito, no reconozco este lugar. ¿Qué vamos a hacer ahora? - preguntó Sofía preocupada. - Tranquila, Sofi.
Encontraremos el camino de vuelta a casa. Solo tenemos que recordar algunos consejos que nos dio mamá cuando nos adentramos en el bosque - respondió Juanito tratando de mantener la calma.
Los hermanitos recordaron las palabras sabias de su madre: "Si te pierdes en el bosque, busca un punto alto para tener una mejor vista". Siguiendo ese consejo, subieron a un árbol cercano y observaron su entorno. Pero todo lo que veían era más y más árboles.
Desesperados por encontrar a su mamá, recordaron otro consejo: "Si te pierdes en el bosque, sigue corriente abajo hasta encontrar un río". Así lo hicieron y finalmente llegaron al río cristalino que atravesaba parte del bosque.
Mientras caminaban junto al río, encontraron un puente que parecía llevar a algún lugar. Decidieron cruzarlo con esperanza y, al otro lado, se encontraron con una pequeña cabaña. - ¡Hola! ¿Hay alguien en casa? - llamó Juanito tímidamente.
Para su sorpresa, una señora de aspecto amable salió de la cabaña y les preguntó qué hacían allí. Los hermanitos le explicaron que se habían perdido y buscaban a su mamá.
La señora sonrió y dijo: "No se preocupen, los ayudaré a encontrar el camino de vuelta a casa". Les ofreció un mapa detallado del bosque y les indicó el camino correcto para regresar. Siguiendo las instrucciones de la señora, Sofía y Juanito caminaron por senderos conocidos hasta que finalmente llegaron a su hogar.
Allí estaba mamá, esperándolos con los brazos abiertos. - ¡Mamá! - exclamaron los hermanitos corriendo hacia ella. Mamá los abrazó fuertemente y les dijo lo preocupada que había estado por ellos.
Les advirtió sobre la importancia de no aventurarse solos en lugares desconocidos sin avisarle antes. Sofía y Juanito aprendieron una valiosa lección ese día: nunca más se adentrarían en el bosque sin permiso ni compañía.
Apreciaban aún más la seguridad de su hogar y prometieron cuidarse mutuamente mientras exploraban juntos solo bajo la supervisión adecuada. Desde entonces, cada vez que recordaban aquella aventura perdida en el bosque, Sofía y Juanito sonreían y agradecían haber aprendido una lección importante.
Juntos, seguían explorando el mundo con la sabiduría de su mamá y el amor incondicional que los unía como hermanos.
FIN.