Aventuras sobre ruedas




Isabel era una niña llena de energía a quien le encantaba patinar. Pasaba horas practicando en la pista del parque, deslizándose con gracia y destreza. Su hermano Mimi, un niño autista, siempre la observaba con asombro y admiración.

Aunque Mimi encontraba difícil comunicarse con el mundo exterior, Isabel sabía que compartían un fuerte vínculo. Un día, mientras patinaban juntos, Isabel tuvo una idea emocionante.

"Mimi, ¿qué te parece si exploramos la ciudad en patines? Podríamos descubrir nuevos lugares y aventuras sobre ruedas." Mimi asintió con entusiasmo, emocionado por la perspectiva de una nueva aventura. Juntos, emprendieron su viaje por las calles, recorriendo plazas, parques y lugares emblemáticos. Descubrieron murales coloridos, esculturas impactantes y tiendas encantadoras.

A medida que avanzaban, Isabel se esforzaba por asegurarse de que Mimi se sintiera cómodo y seguro. A veces, Mimi se detenía repentinamente, abrumado por los estímulos sensoriales. En esos momentos, Isabel lo alentaba con palabras de apoyo y afecto.

Poco a poco, Mimi comenzó a sentirse más relajado y confiado, disfrutando cada vez más de su aventura en patines. Juntos, superaron obstáculos, celebraron logros y fortalecieron su vínculo.

El viaje sobre ruedas se convirtió en una experiencia inolvidable, no solo por los lugares que visitaron, sino por la conexión especial que compartían. Al regresar a casa, Mimi le regaló a Isabel una sonrisa radiante, expresando con alegría lo mucho que había disfrutado su aventura juntos.

Desde ese día, Isabel y Mimi continuaron explorando el mundo sobre ruedas, enfrentando desafíos y creando recuerdos invaluables. Aunque Mimi enfrentaba dificultades, Isabel demostró que el amor, la paciencia y la comprensión podían hacer que cada aventura fuera posible.

FIN.

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