Aventuras tras la malla
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, dos niños llamados Martina y Juan.
Ellos vivían al lado de una gran malla que separaba sus casas, pero a pesar de estar tan cerca, nunca habían podido jugar juntos. Un día soleado, Martina y Juan se acercaron a la malla y comenzaron a hablar. Ambos querían jugar juntos, pero la malla alta y fuerte les impedía hacerlo.
Martina sugirió: "¿Y si damos la vuelta por el bosque para encontrarnos del otro lado?". Juan asintió emocionado, aunque sabían que el bosque era peligroso y estaba lleno de animales salvajes como lobos y serpientes venenosas. Decidieron aventurarse juntos en el bosque.
Mientras caminaban entre los árboles altos y frondosos, escuchaban los sonidos misteriosos que provenían de lo profundo del bosque. De repente, un lobo salió corriendo hacia ellos. - ¡Martina! ¡Corre! ¡Es un lobo! -gritó Juan asustado.
Martina tomó la mano de Juan y juntos corrieron lo más rápido que pudieron hasta llegar a un río grande que bloqueaba su camino. Estaban atrapados sin saber cómo cruzarlo. - ¿Qué haremos ahora? -preguntó Martina preocupada.
En ese momento vieron una canoa abandonada en la orilla del río. Con determinación, decidieron subirse a ella y remar con fuerza hacia el otro lado. El agua estaba agitada, pero trabajando en equipo lograron cruzar con éxito hasta llegar al otro extremo del río.
Al fin estaban juntos del otro lado de la malla. Se abrazaron felices por haber superado tantas adversidades juntos.
Desde ese día, Martina y Juan aprendieron que trabajar en equipo y no rendirse ante los desafíos era la clave para lograr sus metas. Así fue como dos niños valientes demostraron que con amistad, valentía y trabajo en equipo cualquier obstáculo puede ser superado.
Y desde entonces, cada tarde se reunían para jugar juntos sin importar las barreras que pudieran aparecer en su camino.
FIN.