Aventuras valientes en el campo


ndo el campo, disfrutando de la libertad y la belleza que lo rodea. Un día, mientras volaba entre las flores, ángel se encontró con una mariposa llamada Luna.

Luna era muy tímida y tenía miedo de salir de su capullo. Ángel se acercó a ella con una sonrisa amable y le dijo: "Hola Luna, ¿por qué estás escondida en tu capullo? El mundo afuera es maravilloso".

Luna miró a ángel con tristeza y respondió: "Tengo miedo de volar, tengo miedo de caerme o lastimarme". Ángel entendió su temor y decidió ayudarla. Con paciencia, le enseñó cómo abrir sus alas y cómo usarlas para volar. Poco a poco, Luna ganaba confianza.

Ángel la alentaba constantemente y juntas exploraban el campo lleno de colores brillantes. Las dos mariposas se hicieron inseparables, compartiendo risas y aventuras todos los días. Un día, mientras volaban cerca del río, escucharon un pequeño llanto proveniente del agua.

Se acercaron rápidamente y vieron a un pececito atrapado entre las algas. Sin dudarlo un segundo, ángel extendió sus alas para crear un puente sobre el agua y ayudar al pez a escapar.

El pececito les dio las gracias emocionado y les dijo: "Ustedes son unas verdaderas amigas". A partir de ese momento, las tres decidieron ser compañeras inseparables. Juntas recorrían el campo en busca de más amigos necesitados.

Un día, mientras buscaban amigos, se encontraron con una mariquita llamada Lucía. Lucía estaba triste porque no tenía amigos con quien jugar. Ángel, Luna y el pez la invitaron a unirse a su grupo y pronto descubrieron que tenían mucho en común.

Los cuatro amigos pasaban los días jugando y ayudándose mutuamente. Descubrieron que la amistad era como un tesoro valioso que debían cuidar y proteger. Aprendieron a ser comprensivos, leales y siempre estaban dispuestos a brindarse apoyo cuando alguien lo necesitaba.

Con el tiempo, más animales del campo se unieron a su grupo de amigos. Todos aprendieron que juntos podían hacer cosas maravillosas y superar cualquier obstáculo. Ángel, Luna, el pez y Lucía vivieron muchas aventuras juntos en ese hermoso campo de verano.

Su amistad era fuerte como las alas de ángel y tan brillante como el sol del mediodía.

Y así fue como la hermosa mariposa de la amistad enseñó al mundo que todos podemos volar si tenemos confianza en nosotros mismos y nos rodeamos de verdaderos amigos.

Dirección del Cuentito copiada!