Aventuras y Lecciones de Vida
Javier estaba sentado en el living de su casa, con los ojos bien abiertos y una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja.
Sus padres lo miraban expectantes, esperando ver la reacción de su pequeño hijo ante la noticia que estaban a punto de darle. "¡Javier! Tenemos una sorpresa para vos", dijo su mamá con entusiasmo. El corazón del niño comenzó a latir más rápido.
¿Qué sería esa sorpresa tan especial?"¿Sí? ¿Qué es?", preguntó Javier emocionado. "¡Vamos a ir de vacaciones a Brasil!", exclamó su papá con una gran sonrisa. Javier no podía creerlo. ¡Brasil! Un país lleno de playas hermosas, selvas tropicales y animales exóticos.
Era como un sueño hecho realidad para él. "¡Gracias, gracias, gracias!", gritaba Javier mientras abrazaba a sus padres con fuerza. Los días pasaron volando y finalmente llegó el momento del viaje.
El avión despegó rumbo a Brasil y Javier miraba por la ventanilla con los ojos brillantes de emoción. Estaba ansioso por descubrir todo lo que ese nuevo país tenía para ofrecerle. Al llegar, la familia se instaló en un acogedor hotel cerca de la playa.
Javier correteaba por la arena, recolectando caracoles y jugando en el agua cristalina del mar.
Cada día era una nueva aventura: visitaron el Cristo Redentor en Río de Janeiro, exploraron la selva amazónica en busca de monos y loros coloridos, e incluso aprendieron a bailar samba en las calles de Salvador de Bahía. Pero un día, mientras paseaban por un mercado callejero, Javier se separó sin darse cuenta de sus padres. El niño empezó a sentirse nervioso al no verlos por ningún lado.
"¡Papá! ¡Mamá!", gritaba Javier entre lágrimas mientras corría desesperado buscándolos. Por suerte, unos amables vendedores lo ayudaron y lograron comunicarse con sus padres para reunirlos nuevamente.
Desde ese día, Javier aprendió lo importante que era mantenerse cerca de sus seres queridos en lugares desconocidos y seguir siempre sus consejos para estar seguro. El viaje llegaba a su fin pero las experiencias vividas quedarían grabadas en el corazón de Javier para siempre.
Brasil le había enseñado tanto: sobre nuevas culturas, sobre la importancia de cuidar a quienes nos rodean y sobre la valentía que todos llevamos dentro cuando enfrentamos situaciones difíciles. De regreso en casa, Javier guardó con cariño las fotos y recuerdos de aquel inolvidable viaje.
Sabía que siempre llevaría consigo un pedacito de Brasil en su interior y que cada vez que cerrara los ojos podría volver allí en sus sueños más increíbles.
FIN.