Avril y su gran aventura al baño



Había una vez una niña llamada Avril que tenía 2 años y estaba emocionada porque ya era una niña grande. Su mamá le había dicho que era hora de despedirse de los pañales, y Avril estaba lista para aprender a usar el inodoro.

Una mañana soleada, Mientras jugaba con sus bloques de colores, Avril escuchó a su mamá.

"¡Avril! Vamos a hablar sobre algo muy especial. Hoy empezamos a aprender a ir al baño sin pañales!"

"¿Sin pañales? ¡Sí! Quiero ser grande como mi hermano Tomás."

"Exactamente, mi amor. Te voy a explicar todos los pasos, y tú vas a ver lo divertido que puede ser. Primero, necesitamos acostumbrarnos a sentir cuando viene el momento de hacer pis o caca. ¿Entendés?"

"Sí, ¡pasar al pis!"

Avril sonrió, sin embargo, no estaba tan segura de cómo iba a funcionar. Así que su mamá le mostró un pequeño orinal que habían comprado para ella.

"¿Ves? Este es tu orinal, donde podrás hacer pis y caca. Es tu lugar especial. Vamos a decorarlo con pegatinas de tus personajes favoritos: los dinosaurios y las princesas."

"¡Quiero que sea rosa, como una princesa!"

Mientras su mamá decoraba el orinal, Avril empezó a brincar de la emoción.

"¡Ya quiero usarlo!"

Después de un rato, su mamá le explicó:

"Ahora, hay que primero avisar a mamá o papá cuando sientas que necesitas ir al baño, ¿sí?"

"¡Entendido! ¡Avril va a avisar!"

Esa misma tarde, mientras jugaba, sintió que algo estaba por suceder.

"Mamá, ¡yo siento algo!"

"¿Qué sientes, Avril?"

"¡Rápido, necesito el orinal!"

Pero al darse cuenta de que había un pequeño accidente en su pantalón, Avril se sintió un poco triste.

"Oh no, mamita. Me hice pis..."

"Está bien, Avril. Esto puede pasar a veces. No te preocupes, vos podés intentarlo de nuevo. Vamos a cambiarte y después, lo intentamos otra vez."

Con su attención renovada, Avril se cambió y decidió que iba a intentarlo aun.

"¡Yo puedo hacerlo!"

"Sí, claro que podés, mi amor. Solo respira profundo y escucha tu pequeño cuerpo. ¿Sentís que ya necesitas ir?"

"¡Sí, lo siento!"

La mamá guió a Avril hasta su orinal.

"Muy bien, aquí estamos. Siéntate y respira relajada. ¡A ver si sale!"

"¿Y si no sale?"

"No importa, solo probá, siempre podemos intentarlo otra vez. El tiempo es un gran amigo."

Cuando Avril finalmente hizo pis en su orinal, ¡estaba tan emocionada!"¡Mira, mamita! Me salió, hice pis en mi orinal!"

"¡Eso es increíble, Avril! Estoy tan orgullosa de vos. Vamos a celebrar. ¿Querés una estrella dorada para tu cuadro?"

"¡Quiero dos!"

Así, cada vez que Avril hacía pis en su orinal, su mamá le daban una estrella dorada. Ella las iba pegando en una pizarra grande en su habitación, y poco a poco, la pizarra se llenaba de estrellas.

Sin embargo, había ocasiones en que a Avril se le olvidaba y sucedían pequeños accidentes. Su mamá siempre la alentaba:

"Es parte del aprendizaje, mi amor. Cada día es una nueva oportunidad. ¿Qué te parece si dedicamos un día especial para recordarte que tenés que intentar?"

"¡Sí! ¡Día de acordar!"

Avril se sentía feliz y comprendida. Después de algunos días de practicar, por fin llegó el momento de salir a jugar al parque.

"Mamá, ¿puedo ir al parque sin pañales?"

"Por supuesto, pero recordá que tenés que avisar si necesitás ir al baño. ¿Lo podés hacer?"

Mientras jugaba con los demás niños, Avril se sintió tan grande y feliz. Y cuando sintió que era momento de ir al baño, corrió hacia su mamá:

"¡Mamá, al baño!"

"¡Vamos, Avril! ¡Felicidades!"

Esa vez fue perfecta. Avril volvió al parque feliz de haber ido al baño por sí sola. Y aunque a veces había pequeños accidentes, cada día aprendía algo nuevo.

"Mirá cuántas estrellas tengo, y todos los días sigo aprendiendo. ¡Soy una niña grande!"

Con el tiempo, Avril dejó los pañales y se convirtió en una experta del baño.

"¡Adiós pañales! Gracias por todo, pero ahora tengo mi orinal y un nuevo amigo, el inodoro."

Y así, con mucho amor y paciencia, Avril aprendió que crecer podía ser una gran aventura, llena de desafíos y emociones.

FIN.

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