Ayudando a la abeja



Había una vez una familia de aviones que vivía en el aeropuerto más grande de Argentina. La mamá avión se llamaba Amelia y el papá avión se llamaba Carlos.

Juntos tenían dos hijos, un pequeño helicóptero llamado Héctor y un avioncito a reacción llamado Juan. Un día, mientras volaban por los cielos argentinos, decidieron hacer una parada para disfrutar de un hermoso paisaje natural.

Amelia propuso hacer un picnic en la montaña, pero Carlos dijo: "¿Por qué no hacemos algo diferente? Podríamos hacer un asado aquí mismo". Los niños estaban emocionados por la idea del asado al aire libre y rápidamente ayudaron a su padre a preparar todo lo necesario.

Mientras tanto, Amelia les contaba historias sobre las aventuras que había tenido durante sus vuelos. De repente, escucharon unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano.

Héctor fue a investigar y encontró a una pequeña abeja perdida que lloraba desconsoladamente porque se había separado de su colmena. Juan sugirió llevarla con ellos para encontrar su hogar. Así que todos juntos empezaron a buscar la colmena siguiendo el zumbido de las abejas trabajadoras hasta llegar al lugar donde estaba ubicada.

La abeja estaba muy contenta de haber encontrado su hogar gracias a la ayuda de esta amable familia de aviones. Agradecida les ofreció miel fresca como muestra de gratitud. Todos felices continuaron con su paseo y disfrutando del hermoso paisaje natural mientras compartían anécdotas divertidas.

Al final del día, regresaron al aeropuerto con una gran sonrisa en sus rostros y un corazón lleno de alegría por haber ayudado a la pequeña abeja.

Desde entonces, siempre que volaban juntos recordaban ese día en el que se convirtieron en héroes para un ser tan pequeño pero importante como una abeja. Y así aprendieron la importancia de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!