Ayudando a niños por el mundo


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Ana Amor España. Ella era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Ana encontró un libro mágico escondido entre las ramas de un árbol. Al abrirlo, descubrió que podía transportarse a diferentes lugares del mundo simplemente con pensar en ellos.

Emocionada por esta nueva posibilidad, Ana decidió comenzar su travesía en la ciudad de Buenos Aires. Al llegar allí, se encontró con muchos niños que estaban trabajando en la calle vendiendo cosas para ayudar a sus familias.

Ana se acercó a uno de ellos llamado Juanito y le preguntó: "¿Por qué no estás jugando como los demás niños?". Juanito le respondió tristemente: "Necesito trabajar para ganar dinero y ayudar a mi mamá". Conmovida por la situación de Juanito, Ana decidió usar su poder mágico para ayudarlo.

Pensó en un lugar donde los niños pudieran jugar y aprender al mismo tiempo. En un abrir y cerrar de ojos, apareció un hermoso parque lleno de columpios, toboganes y juegos educativos. Juanito no podía creer lo que veían sus ojos.

Se acercó corriendo a Ana y le dijo emocionado: "¡Gracias! Ahora podré ser niño otra vez". Los dos se divirtieron jugando durante horas mientras otros niños del barrio también disfrutaban del nuevo parque.

Después de despedirse de Juanito, Ana decidió viajar a otro lugar necesitado. Esta vez, llegó a un pequeño pueblo donde los niños no tenían acceso a la educación.

Ana se encontró con una niña llamada Martina, quien le explicó que ella y sus amigos deseaban aprender pero no tenían escuela ni maestros. Ana decidió usar su poder mágico nuevamente y en un instante apareció una hermosa escuela con libros, pupitres y todo lo necesario para aprender.

Martina y sus amigos estaban tan emocionados que comenzaron a estudiar de inmediato. Ana les enseñó muchas cosas interesantes y juntos descubrieron el maravilloso mundo del conocimiento. Después de ayudar a tantos niños en diferentes lugares del mundo, Ana decidió regresar a su hogar.

Al llegar al pueblo, se dio cuenta de que todos los niños la esperaban ansiosos para darle las gracias por todas las cosas maravillosas que había hecho. "¡Gracias Ana Amor España! Gracias por ayudarnos a ser felices", dijeron los niños emocionados.

Ana sonrió y les dijo: "La verdadera magia está en cada uno de ustedes. Ustedes tienen el poder de cambiar el mundo si creen en sí mismos".

A partir de ese día, Ana siguió siendo curiosa e inspirando a otros con sus acciones. Siempre recordaba que cualquier persona puede hacer grandes cosas si pone su corazón en ello.

Y así fue como Ana Amor España se convirtió en una leyenda en su pequeño pueblo, demostrando que cada uno tiene el poder de hacer del mundo un lugar mejor.

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