Bailando bajo la lluvia



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Juliana. Desde muy temprana edad, Juliana mostraba una gran pasión por la creatividad y el arte.

Le encantaba pintar, dibujar y bailar al ritmo de la música. Juliana tenía una belleza exuberante, con sus largos cabellos rizados y ojos brillantes como estrellas. Su sonrisa siempre iluminaba el lugar donde se encontraba y su alegría era contagiosa para todos los que la rodeaban.

Un día, mientras jugaba en su habitación llena de juguetes mágicos y libros de cuentos, Juliana tuvo una idea brillante. Decidió organizar un espectáculo de baile para toda su familia y amigos del pueblo.

Llamó a sus padres emocionada:- Mamá, papá ¡tengo una idea genial! Quiero hacer un show de baile en nuestro patio trasero. ¿Puedo invitar a todos nuestros vecinos? Sus padres sonrieron ante la entusiasmada propuesta de Juliana. - Por supuesto hija, nos encanta tu idea.

Será maravilloso ver todo tu talento en acción -respondió su mamá. Juliana comenzó a planificar cada detalle del espectáculo: eligió las canciones más divertidas y ensayó coreografías junto a sus amigos imaginarios.

También decidió que ella sería la princesa principal del show; después de todo, ¡era su sueño convertirse en una princesa! El día del espectáculo finalmente llegó. El patio trasero estaba lleno de sillas para los invitados y luces brillantes colgaban por todas partes.

Juliana estaba lista para brillar como la verdadera princesa que siempre había soñado ser. Cuando el espectáculo comenzó, Juliana bailó con gracia y alegría. Sus movimientos eran tan elegantes y su sonrisa tan radiante que todos los presentes se quedaron asombrados.

- ¡Bravo, Juliana! ¡Eres una verdadera estrella! -exclamó su papá orgulloso. Juliana se sintió muy feliz al escuchar los aplausos y ver las caras sonrientes de sus seres queridos.

Pero algo inesperado sucedió en medio del espectáculo: una nube gris cubrió el cielo y empezó a llover fuertemente. Todos corrieron hacia adentro de la casa para refugiarse de la lluvia, pero Juliana no quería terminar el show así.

- No puedo dejar que la lluvia arruine mi sueño de ser una princesa -dijo decidida-. ¿Qué podemos hacer? Sus amigos imaginarios le dieron una idea: usar paraguas coloridos como parte de su coreografía. Así, aunque estuviera lloviendo, podrían seguir bailando bajo la protección de los paraguas.

Juliana rápidamente agarró un montón de paraguas y volvió al patio trasero. Bailaba con gracia mientras sostenía los paraguas abiertos sobre ella y sus amigos seguían el ritmo alegremente.

La gente que había salido corriendo por la lluvia se detuvo en su camino al escuchar risas y música provenientes del patio trasero. Al mirar, vieron a Juliana bailando bajo los paraguas coloridos junto a sus amigos. - ¡Es increíble! -exclamó una vecina-. Juliana convirtió la lluvia en algo mágico y hermoso.

El espectáculo continuó, y aunque la lluvia no se detuvo, nadie se preocupaba por mojarse. Todos estaban encantados con el talento de Juliana y su capacidad para convertir cualquier situación en algo especial.

Al final del show, Juliana recibió un gran aplauso y abrazos llenos de admiración. Se sentía como una verdadera princesa, pero sabía que lo más importante era ser feliz haciendo lo que amaba: bailar y compartir su alegría con los demás.

Desde aquel día, Juliana siguió persiguiendo sus sueños creativos. Bailó en muchos otros espectáculos e incluso comenzó a enseñar danza a otros niños del pueblo.

Siempre recordaba cómo convirtió la lluvia en magia aquella tarde y cómo nunca debía dejar que nada le impidiera perseguir sus sueños.

Y así fue como Juliana, la niña creativa con una belleza exuberante, demostró al mundo que no importa cuán grandes sean los obstáculos, siempre podemos encontrar un camino para seguir brillando y hacer realidad nuestros sueños más queridos.

FIN.

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