Bailar para ser libre



En un pequeño pueblo, vivía una niña llamada Tania. Desde muy pequeña, Tania descubrió su amor por la danza. Le encantaba moverse al ritmo de la música y soñaba con convertirse en una bailarina famosa.

Sin embargo, Tania tenía una madrastra que no la quería. La madrastra de Tania siempre le decía que bailar no servía para nada y la obligaba a hacer las tareas más pesadas de la casa. Tania se sentía triste y desanimada, pero no perdía la esperanza de algún día cumplir su sueño.

Afortunadamente, Tania contaba con el apoyo incondicional de su amiga Clara. Clara era una niña alegre y amorosa que siempre alentaba a Tania a seguir bailando. 'Tania, tú bailas con el corazón. No dejes que nada ni nadie apague tu pasión por la danza', le decía Clara.

Un día, el afamado bailarín Pablo visitó el pueblo para impartir una clase magistral de danza. Tania, emocionada, decidió asistir, a pesar de la oposición de su malvada madrastra. 'No volverás a bailar nunca más', le amenazó. Pero Tania, valiente y decidida, decidió desafiarla.

La clase con Pablo fue una experiencia transformadora para Tania. Bailar junto a un profesional le hizo darse cuenta de su verdadero potencial. Al terminar la clase, Pablo se acercó a Tania y le dijo: 'Tienes un talento increíble, nunca dejes de bailar'. Aquellas palabras resonaron en el corazón de Tania y le dieron la fuerza que necesitaba para enfrentar su difícil situación en casa.

Decidida a buscar su libertad, Tania se inscribió en una audición para formar parte de una compañía de danza reconocida. La noticia de la audición llegó a oídos de su madrastra, quien se opuso rotundamente. 'No permitiré que una inútil como tú haga el ridículo', le dijo.

Pero Tania no se dejó vencer. Con la ayuda de Clara, ensayó día y noche, con un corazón lleno de determinación. Llegó el día de la audición y, a pesar de los obstáculos, Tania brilló en el escenario. Su pasión y talento conmovieron al jurado, que decidió ofrecerle un lugar en la compañía de danza.

Tania finalmente encontró la libertad que tanto anhelaba. Se mudó a la ciudad, lejos de su madrastra, para perseguir su sueño de convertirse en una bailarina profesional. Clara la acompañó en cada paso del camino, recordándole que el amor y la amistad son los tesoros más valiosos de la vida.

Desde entonces, Tania baila en los escenarios más importantes, inspirando a otros a perseguir sus sueños con valentía y determinación. Aunque pasó por momentos difíciles, Tania aprendió que el amor por la danza la llevó a la verdadera felicidad.

FIN.

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