Baile de Estrellas


En un planeta muy lejano, en una galaxia desconocida, vivía Blue, un alienígena con cabello azul y piel negra. Blue era amable y curioso, siempre dispuesto a descubrir cosas nuevas.

Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio real, vio a Ray, una humana bella que había llegado de visita al planeta. Ray tenía ojos brillantes y una sonrisa cálida que iluminaba todo a su alrededor.

Blue quedó prendado de ella al instante y decidió invitarla a bailar en la sala del palacio aquella misma noche. Ray aceptó encantada la invitación de Blue y juntos se dirigieron hacia la sala de baile.

La sala estaba decorada con luces parpadeantes de colores y una música suave llenaba el ambiente. Los dos comenzaron a bailar lentamente, moviéndose al compás de la melodía. "¡Qué bonito es este lugar! Nunca había visto algo así", dijo Ray admirando la sala del palacio. "Me alegra que te guste.

Quería que nuestra primera cita fuera especial", respondió Blue con ternura. Mientras bailaban, Ray y Blue conversaban animadamente sobre sus mundos y costumbres. Descubrieron que tenían muchas cosas en común a pesar de ser especies tan distintas.

De repente, la música cambió a un ritmo más rápido y emocionante. Ray miró a Blue con entusiasmo y lo invitó a seguir bailando. Los dos se dejaron llevar por el ritmo frenético, riendo y disfrutando cada momento juntos.

Pasaron horas bailando sin parar, creando recuerdos inolvidables en aquella mágica noche en el palacio real. Cuando finalmente la música cesó, Ray miró a Blue con cariño y le dijo:"Gracias por esta maravillosa velada, Blue.

Me has demostrado que el amor no entiende de diferencias ni fronteras". Blue sonrió feliz ante las palabras de Ray y tomándola de la mano le dijo:"Gracias a ti por llegar a mi vida como un rayo de luz. Prometo cuidarte siempre".

Y así, entre risas y complicidad, Ray y Blue sellaron su amor con un dulce beso bajo las estrellas del cielo alienígena.

Desde entonces, cada vez que volvían a bailar en la sala del palacio recordaban aquella noche mágica donde dos seres tan diferentes habían encontrado el verdadero significado del amor: aceptarse mutuamente tal como eran. Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda querido amigo/a ¡el amor verdadero siempre triunfa!

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