Baile de las vocales
En una pequeña escuela de un barrio tranquilo, había un grupo de amigas muy especiales: las vocales. Ellas se llamaban A, E, I, O y U, y eran inseparables.
Juntas formaban "El club de las vocales", donde compartían aventuras y aprendizajes. Un día soleado, las vocales estaban reunidas en el patio de la escuela discutiendo qué actividad podrían hacer esa tarde.
A sugería ir a cantar al karaoke, E proponía hacer ejercicios de escritura creativa, I quería jugar a las escondidas, O pensaba en cocinar galletitas y U estaba entusiasmada con la idea de bailar. "¡Chicas! ¡Tengo una idea genial!", exclamó U con entusiasmo.
"¿Por qué no organizamos un gran baile para toda la escuela? Podríamos invitar a todos nuestros amigos y pasar una tarde llena de diversión". Las demás vocales se miraron emocionadas ante la propuesta de U. Sin embargo, sabían que organizar un baile implicaba mucho trabajo y coordinación.
Pero decidieron aceptar el desafío y poner manos a la obra. Durante los días siguientes, las vocales se dedicaron por completo a preparar el baile.
A diseñó coloridos carteles para promocionar el evento, E redactó invitaciones creativas para repartir entre sus compañeros, I buscó los mejores lugares para esconderse durante el juego de las escondidas previo al baile, O planificó un menú delicioso con galletitas caseras y U ensayó diferentes coreografías para sorprender a todos con su talento para bailar.
Finalmente llegó el día del gran baile en la escuela. El patio se llenó de luces brillantes, música alegre y risas contagiosas. Todos los niños estaban felices de participar en esa celebración tan especial organizada por las vocales.
"¡Bienvenidos a nuestro baile!", anunciaron las vocales emocionadas desde el escenario decorado con globos y guirnaldas. "Esperamos que disfruten esta tarde tanto como nosotros disfrutamos preparándola".
Los juegos comenzaron con entusiasmo: hubo rondas de escondidas donde I demostró ser imbatible; luego todos degustaron las exquisitas galletitas horneadas por O mientras compartían anécdotas divertidas; más tarde llegó el momento esperado del karaoke donde A sorprendió a todos con su potente voz; finalmente llegó el turno del gran baile donde U deslumbró con sus movimientos coordinados e inspiradores.
Al finalizar la jornada, los niños se despidieron felices y agradecidos por haber vivido una experiencia tan única gracias al Club de las Vocales.
Desde ese día en adelante, cada vez que alguien mencionaba la palabra —"baile" , recordaban aquella inolvidable tarde llena de amistad, alegría y aprendizaje mutuo. Y así fue como El club de las vocales demostró que juntas podían lograr cosas maravillosas cuando trabajaban en equipo y ponían todo su corazón en lo que hacían.
FIN.