Bajo la lluvia, una amistad especial


Había pasado mucho tiempo desde que Martín vio por última vez a esa hermosa chica en el parque. No podía sacársela de la cabeza, así que decidió volver a pasar por allí, aunque esta vez era un día lluvioso.

Martín caminaba bajo su paraguas amarillo mientras las gotas caían con suavidad sobre él. El parque lucía distinto bajo la lluvia, pero eso no detuvo su determinación de encontrar a la chica misteriosa.

Al llegar al banco donde la había visto por primera vez, Martín notó algo diferente: allí estaba ella, sentada con una sonrisa cálida en el rostro y alimentando a las palomas. Su corazón latió con fuerza y se acercó lentamente.

"¡Hola! ¿Te acuerdas de mí?", dijo Martín tímidamente. Ella levantó la mirada y le dedicó una dulce sonrisa. "¡Claro que sí! ¿Cómo has estado?""Bien, gracias. Me alegra volver a verte", respondió Martín con una sonrisa nerviosa.

"¿Te gustaría compartir mi pan para las palomas? Son muy simpáticas", invitó ella extendiéndole un trozo de pan. Martín aceptó encantado y juntos comenzaron a alimentar a las aves mientras charlaban animadamente.

Descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaba leer libros de aventuras, disfrutaban del chocolate caliente en días fríos y compartían el amor por los animales. La lluvia continuaba cayendo suavemente sobre ellos, creando un ambiente mágico en el parque.

Martín se dio cuenta de que no necesitaba buscar más, porque había encontrado algo especial en aquella chica tan hermosa por dentro y por fuera. "Creo que las palomas están felices con nuestra compañía", comentó ella riendo.

"Sí, pero creo que yo soy aún más feliz estando aquí contigo", confesó Martín sintiendo mariposas en el estómago. Ella le miró fijamente a los ojos y asintió con ternura. "Yo también estoy feliz de haberte encontrado otra vez".

Así fue como Martín descubrió que algunas veces las cosas más maravillosas ocurren cuando menos te lo esperas. La lluvia no fue un impedimento para que su historia junto a aquella chica especial comenzara a escribirse ese día en el parque.

Y juntos siguieron alimentando a las palomas bajo la lluvia, sabiendo que lo importante no es solo encontrar a alguien hermoso por fuera, sino también por dentro. Y así, entre risas y charlas amenas, floreció una bonita amistad llena de aventuras por vivir juntos en aquel mágico parque lluvioso.

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