Bajo la Luna de Cristal



Había una vez en un pequeño pueblo escondido entre las montañas, una niña llamada Sofía.

Sofía adoraba las noches de luna llena, cuando la luz plateada iluminaba el cielo y sus destellos se reflejaban en los cristales de la ventana de su habitación. Una noche, mientras observaba la luna con fascinación, algo extraordinario sucedió: el reflejo de la luna en el cristal cobró vida y la llamó suavemente. "Sofía, querida, soy la Luna de Cristal y necesito tu ayuda.

El mundo está perdiendo la magia y solo tú puedes ayudarnos a recuperarla", susurró la Luna. Sofía se sorprendió, pero en su corazón sintió que debía ayudar.

La Luna le entregó un pequeño amuleto brillante que destellaba con los colores del arcoíris. "Este amuleto te guiará en tu misión, pero ten cuidado, el camino estará lleno de desafíos", advirtió la Luna.

Decidida a ayudar, Sofía partió en su búsqueda, sin saber que su aventura la llevaría a descubrir la magia que reside en su interior. En su viaje conoció a nuevos amigos como el hada de los bosques y el duende risueño, quienes la ayudaron a enfrentar peligros y superar obstáculos.

Con valentía y bondad, lograron vencer las fuerzas oscuras que amenazaban con apagar la magia del mundo. Al final de su travesía, Sofía comprendió que la verdadera magia no reside en objetos mágicos, sino en el amor, la amistad y la valentía que llevamos dentro.

Con el amuleto en su mano, regresó al pueblo justo a tiempo para presenciar un espectáculo asombroso: la Luna de Cristal brillando con mayor intensidad que nunca, iluminando el cielo y llenando los corazones de todos con esperanza.

Desde ese día, Sofía supo que, aunque la magia a veces pueda parecer lejana, siempre estará presente en el mundo y en su corazón.

FIN.

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