Bajo la Luz de la Luna



Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de colinas y un río brilloso, un niño llamado Tomás. Tomás tenía un perro llamado Max, que siempre estaba a su lado, listo para jugar y explorar. Una noche de luna llena, mientras paseaban por el parque, Tomás notó que Max parecía inquieto.

- ¿Qué te pasa, Max? - preguntó Tomás, acariciando su cabeza.

Max empezó a ladrar y correteó hacia un grupo de niños que estaban sentados en círculo. Sorprendido, Tomás lo siguió y, al acercarse, notó que había una niña muy especial allí, llamada Sofía.

- ¡Hola! - dijo Sofía con una gran sonrisa - Estoy contando historias bajo la luna. ¿Te gustaría escuchar?

Tomás, intrigado, se sentó junto a Sofía, mientras Max se acomodaba a sus pies. Sofía comenzó a relatar una historia sobre cómo la luna había guiado a un valiente caballero en busca de un tesoro escondido, y cómo el amor y la amistad lo encaminaban en cada paso.

- ¿Sabían que las historias pueden llevarnos a lugares mágicos? - comentó Sofía mientras sus ojos brillaban bajo la luz de la luna.

- ¡Sí! - exclamó Tomás, apenas conteniendo su entusiasmo.

Esa noche, la amistada entre Tomás y Sofía empezó a florecer. Se encontraban en el parque cada noche, contando más historias y jugando con Max. Con el tiempo, la historia de la luna y el amor del caballero se transformó en aventuras propias llenas de diabluras y risas.

Sin embargo, un día, mientras jugaban, Max desapareció detrás de unos arbustos. Tomás y Sofía lo llamaron, pero no respondía. Se preocuparon y decidieron investigar juntos.

- No podemos dejar que Max se pierda - dijo Sofía, tomando la mano de Tomás - ¡Vamos a buscarlo!

Recorrieron todo el parque, llamando a Max. Mientras estaban en una parte más oscura del bosque, escucharon un ladrido lejano.

- ¡Allí está! - gritó Tomás emocionado.

Corrieron hacia el sonido y encontraron a Max, atrapado entre unas ramas.

- ¡Oh, Max! - exclamó Tomás al liberar a su amiguito - ¡No vuelvas a asustarnos así!

Sofía sonrió y dijo:

- ¡Eres un verdadero héroe, Tomás! - dándole una palmada en la espalda - ¡Tienes un gran corazón!

Después de esa aventura, Tomás supo que la amistad y el amor eran tan fuertes como cualquier historia que Sofía había contado. Juntos, decidieron que cada luna llena sería una oportunidad para vivir una nueva aventura y fortalecer su lazo.

Así, aunque pasaron los días y las estaciones cambiaban, su amor por la aventura, la amistad y su leal compañero, Max, nunca desapareció. Eran tres héroes bajo la luz de la luna, recorriendo un viaje lleno de compañerismo, valentía y un sinfín de historias. Y cada vez que miraban al cielo, la luna les recordaba que, no importa cuántas sombras intenten apegarse, la luz siempre brillará si están juntos.

Y así, Tomás, Sofía y Max continuaron creando nuevas historias mágicas, unidas por esa luz especial que solo ellos podían ver, recordando siempre que el amor y la amistad son el mayor tesoro que uno puede tener.

FIN.

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