Baloo y sus travesuras amigables
Había una vez en la selva de la India, un oso llamado Baloo. Baloo era muy amigable y divertido, pero tenía un problema: siempre golpeaba a sus amigos sin darse cuenta.
Un día, Baloo estaba jugando con Bagheera, Mowgli, Kaa, Akela e Iki. Estaban saltando y corriendo por todos lados cuando de repente, Baloo le dio un golpe accidental a Bagheera. "¡Ay! ¡Baloo! Eso me dolió", dijo Bagheera mientras se frotaba el brazo.
Baloo se sintió muy mal por lo que había hecho y se disculpó sinceramente. Pero al poco tiempo, mientras jugaban a las escondidas, Baloo golpeó sin querer a Mowgli. "¡Ouch! ¡Baloo! ¡Eso no está bien!", exclamó Mowgli con lágrimas en los ojos.
Baloo se puso triste porque no quería lastimar a sus amigos. Decidió buscar ayuda para aprender cómo controlar su fuerza y dejar de golpearlos por accidente.
Fue entonces cuando recordó que su amigo Kaa era sabio y conocedor de muchas cosas. Se acercó a él y le explicó su problema. "Kaa, necesito tu ayuda. No quiero lastimar más a mis amigos", le dijo Baloo preocupado.
Kaa lo escuchó atentamente y decidió enseñarle una técnica especial para controlar su fuerza. Le mostró cómo respirar profundamente antes de jugar y cómo contar hasta diez si sentía que iba a hacer algo brusco involuntariamente. Baloo practicó durante días esa técnica junto con Bagheera, Mowgli, Akela e Iki.
Cada vez que jugaban, Baloo se recordaba a sí mismo de respirar y contar hasta diez antes de moverse rápidamente.
Un día, mientras estaban jugando a la carrera de obstáculos en el río, Baloo sintió una gran emoción y comenzó a correr muy rápido. Pero esta vez logró controlarse y no golpeó a ninguno de sus amigos. "¡Lo logré! ¡No los golpeé!", exclamó Baloo emocionado. Sus amigos estaban orgullosos de él y lo felicitaron por su esfuerzo.
Desde ese día, Baloo siguió practicando la técnica que Kaa le había enseñado y nunca más volvió a lastimar sin querer a sus compañeros. Baloo aprendió que era importante ser consciente de su fuerza y respetar los límites de los demás.
Aprendió que jugar con cuidado era divertido para todos y que podía disfrutar aún más de la compañía de sus amigos sin hacerles daño.
Y así, Baloo se convirtió en un oso aún más amigable y divertido, pero ahora también sabía cómo controlar su fuerza para no lastimar a nadie.
FIN.