Bamboo Buddies



Había una vez un lindo panda llamado Pancho que vivía en una hermosa casa en medio del bosque de bambú. Pancho era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras Pancho paseaba por el vecindario del bosque, percibió un aroma delicioso proveniente de la casa del vecino, Don León. Era un olor a bambú fresco y suculento. Pancho no pudo resistirse y decidió acercarse para investigar.

Cuando llegó a la casa de Don León, se encontró con una sorpresa: había un gran jardín lleno de bambúes altos y verdes. ¡Era el paraíso para cualquier panda! Sin pensarlo dos veces, Pancho se acercó sigilosamente y comenzó a comer el suculento bambú.

Pero lo que Pancho no sabía era que Don León era muy protector con su jardín. En ese preciso momento, Don León salió corriendo de su casa al escuchar ruidos extraños en el jardín.

- ¡Ayayay! ¿Qué es eso? -exclamó Don León al ver a Pancho comiendo su amado bambú-. Este travieso panda ha invadido mi propiedad. Pancho se asustó mucho al escuchar las palabras enfadadas de Don León y rápidamente trató de escapar trepando por los árboles.

Pero sus patitas resbalaban debido a la prisa y terminó cayendo sobre una planta ornamental. Don León se acercó lentamente hacia él, pero en lugar de regañarlo o echarlo lejos, decidió hacer algo distinto.

Se arrodilló junto a Pancho y le dijo con una voz suave:- Amiguito, sé que el bambú es delicioso, pero este jardín es mi hogar y necesito cuidarlo. ¿Podrías respetar mi propiedad? Pancho se sorprendió al escuchar las palabras amables de Don León.

No esperaba que alguien fuera tan comprensivo con él. - Lo siento mucho, Don León -dijo Pancho apenado-. No quería causarte problemas ni dañar tu jardín. Me encanta el bambú y no pude resistirme.

Don León sonrió cariñosamente y le respondió:- Entiendo tu amor por el bambú, Pancho. Pero tal vez podríamos encontrar una solución para ambos. Podrías venir a visitarme de vez en cuando y comer el bambú que tengo reservado especialmente para ti.

Los ojos de Pancho se iluminaron de alegría al escuchar la propuesta de Don León. - ¡Eso sería maravilloso! -exclamó Pancho emocionado-. Prometo ser respetuoso con tu propiedad a partir de ahora.

Desde aquel día, Pancho y Don León se convirtieron en grandes amigos. Cada semana, Pancho visitaba la casa de Don León y disfrutaban juntos deliciosos banquetes de bambú en su hermoso jardín.

Pancho aprendió una valiosa lección sobre respetar los espacios de los demás y cómo la amabilidad puede abrir puertas hacia nuevas amistades. Y así vivieron felices todos los días, compartiendo risas y disfrutando del dulce sabor del bambú en compañía del otro. Y colorín colorado, esta historia de amistad ha terminado.

FIN.

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