Bastian y el Juego de los Sueños
Bastian era un niño de diez años que vivía en un pequeño pueblo. Desde muy chico, había desarrollado un gran amor por los deportes. Le encantaba jugar al futból y al básquetbol en el parque con sus amigos. Todos los días después de la escuela corría al parque, donde siempre había un grupo listo para el próximo partido.
Una tarde, mientras driblaba el balón de futból, su amiga Sofía se le acercó con una cara de preocupación.
"Bastian, tengo un problema. Hoy, en el entrenamiento de básquet, nuestro equipo no tiene suficiente gente para jugar. ¿Podrías ayudarme?" - le pidió Sofía.
Bastian dudó. Aunque le gustaba el básquetbol, siempre había sido un gran jugador de futból y no estaba seguro de lo que podía aportar al equipo.
"No sé, Sofía. No soy tan bueno en básquet como en futból..." - respondió con inseguridad.
Sofía le sonrió con confianza.
"Pero necesitas divertirte, ¡y puedes aprender en el camino!" - insistió.
Con un poco de empuje, Bastian decidió ir al entrenamiento. Al llegar, se encontró con un grupo de chicos que lo miraban con curiosidad.
"Hola Bastian, ¡bienvenido!" - dijo Pablito, el capitán del equipo.
Con nerviosismo, Bastian se unió a la práctica. Comenzaron a hacer ejercicios de pase y driblar, y poco a poco, se fue sintiendo más cómodo. Aunque cometió algunos errores, la mayoría lo animó y le dio consejos.
Al final de la práctica, Pablo se acercó a él.
"Oye, no te preocupes por los errores. Todos comenzamos así. Lo importante es seguir intentando y disfrutar el juego." - dijo con una amplia sonrisa.
Bastian se sintió feliz por el apoyo. Con las semanas, empezó a mejorar y se convirtió en una parte valiosa del equipo. Sin embargo, un fin de semana antes de un importante partido, recibió una noticia inesperada.
"Bastian, ¡debes ir a un torneo de futból!" - le dijo su amigo Ignacio emocionado.
Bastian se sintió en una encrucijada. Por un lado, anhelaba jugar futból; por el otro, había formado un lazo especial con el equipo de básquet y quería ayudarles.
"No sé qué hacer, Ignacio. ¡Quiero jugar en ambos!" - le dijo frustrado.
Ignacio, entendiendo su dilema, le aconsejó:
"Tal vez podrías hablar con el entrenador y ver si puedes jugar por turnos. Lo importante es que disfrutes cada momento." - sugirió.
Así que Bastian decidió hacerlo. Se acercó al entrenador de básquet y le explicó su situación.
"Entrenador, me encantaría jugar el torneo de futból pero también quiero ayudar a mi equipo de básquet en el partido de la semana. ¿Podría jugar en ambos por turnos?" - pidió con sinceridad.
El entrenador, comprendiendo su dilema, dijo:
"Claro, Bastian. La clave es encontrar el equilibrio. Haz lo que te haga feliz, pero también asegúrate de cumplir con tus compromisos." - le respondió.
Con una gran sonrisa, Bastian se sintió aliviado. Finalmente, logró jugar ambos partidos. El día de la competencia, brilló en el terreno de futból, anotando goles y haciéndose un lugar en el equipo.
Y en el partido de básquet, a pesar de los nervios, también se destacó con sus nuevos amigos. Al final del día, aunque cada deporte era diferente, lo que más valía era la amistad y la diversión compartida.
Cuando terminó el día, Bastian reflexionó:
"No puedo creer que haya dudado. Los deportes son geniales, pero lo mejor son los amigos que hacemos en el camino." - dijo a Sofía, que lo escuchaba con una sonrisa.
Desde entonces, Bastian disfrutó de cada juego, sin miedo a explorar nuevos horizontes, siempre recordando lo que se siente al compartir y disfrutar.
Y así, el pequeño aventurero nunca dejó de amar el futból y el básquet, mientras crecía no solo como deportista, sino también como un gran amigo.
FIN.