Bastian y el poder de la puntualidad
Había una vez un niño llamado Bastian, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos y jardines.
Era un niño curioso y lleno de energía, pero tenía un problema: siempre se quedaba dormido y llegaba tarde al jardín. Un día, la señorita Cecilia, su maestra del jardín de infantes, decidió hablar con él.
-Bastian, ¿por qué siempre llegas tarde? Todos tus amigos están aquí desde temprano y tú te pierdes muchas actividades divertidas-, le dijo con una sonrisa amable. Bastian bajó la cabeza avergonzado y respondió: -No sé por qué me cuesta tanto despertarme temprano. Siempre me quedo dormido sin darme cuenta-.
La señorita Cecilia pensó por un momento y luego le dijo a Bastian: -Tengo una idea para ayudarte a llegar a tiempo al jardín. Mañana, cuando el sol salga, vendré a tu casa con mi bicicleta y te llevaré contigo al jardín. Será nuestro secreto especial-.
Bastian sonrió emocionado ante la propuesta de su maestra. No podía esperar para contarle a sus padres sobre esta nueva aventura que tendrían todas las mañanas.
A la mañana siguiente, antes incluso de que el sol asomara por el horizonte, la señorita Cecilia llegó en su bicicleta frente a la casa de Bastian. El niño estaba listo con su mochila puesta y una gran sonrisa en su rostro.
Ambos subieron a la bicicleta y emprendieron camino hacia el jardín mientras el sol comenzaba a iluminar el cielo. Bastian se sentía feliz y emocionado, disfrutando del viento en su cara mientras pedaleaban. Pero un día, cuando estaban a mitad de camino, la bicicleta de la señorita Cecilia se pinchó una rueda.
-¡Oh no! - exclamó ella preocupada. -No podremos llegar al jardín a tiempo-. Bastian miró a su maestra con determinación y le dijo: -No te preocupes, señorita Cecilia.
¡Yo puedo correr hasta allá! Tengo mucha energía y sé el camino perfectamente-. La señorita Cecilia dudó por un momento, pero finalmente aceptó la propuesta de Bastian. El niño bajó de la bicicleta y comenzó a correr tan rápido como sus pequeñas piernas le permitían.
Mientras corría, Bastian pasaba junto a los árboles y saludaba a los pájaros que cantaban en las ramas. Su corazón latía fuerte pero estaba decidido a llegar al jardín antes que todos sus amigos.
Cuando finalmente llegaron al jardín, Bastian estaba agotado pero lleno de alegría. La señorita Cecilia lo felicitó por su esfuerzo y le dijo: -Bastian, has demostrado que eres capaz de superar cualquier obstáculo si te lo propones. Estoy orgullosa de ti-.
Desde ese día en adelante, Bastian nunca más llegó tarde al jardín. Aprendió que la perseverancia y el esfuerzo son importantes para alcanzar nuestras metas, incluso cuando las cosas no salen como esperamos.
Y así, Bastian siguió disfrutando de sus días en el jardín, aprendiendo y creciendo rodeado de amigos y aventuras. Cada mañana, recordaba con cariño aquella vez en la que corrió junto a la señorita Cecilia para llegar a tiempo al lugar donde siempre se divertía y aprendía nuevas cosas.
FIN.