Bauti y la casa de los monstruos imaginarios



Bauti era un niño muy valiente, siempre estaba dispuesto a enfrentarse a cualquier cosa que le causara miedo. Un día, mientras caminaba por el barrio con sus amigos, encontraron una casa abandonada y decidieron entrar para investigar.

Al entrar en la casa, Bauti notó que algo no estaba bien. Había un extraño olor y todo parecía estar en desorden. De repente, escucharon unos ruidos extraños que venían de la habitación del fondo.

"¿Escuchaste eso?" preguntó uno de los amigos de Bauti. "Sí" respondió Bauti con determinación. "Vamos a ver qué es". Los niños avanzaron lentamente hacia la habitación del fondo cuando de repente apareció una sombra gigante que se movía rápidamente hacia ellos.

Los niños gritaron y corrieron asustados hacia la puerta principal para salir de allí. Cuando finalmente lograron escapar de la casa, todos estaban temblando y sin aliento. Pero Bauti no se dio por vencido tan fácilmente.

"No podemos dejar esa casa así", dijo Bauti con decisión. "Tenemos que volver e investigar lo que hay allí adentro".

Sus amigos trataron de convencerlo de lo contrario, pero Bauti era terco como una mula y decidió regresar solo a la casa abandonada esa misma noche. Cuando llegó a la casa nuevamente, esta vez armado con una linterna y su mochila llena de herramientas útiles, comenzó su investigación detallada dentro del lugar oscuro y tenebroso.

Después de mucho buscar entre las habitaciones vacías, Bauti encontró una puerta secreta detrás de un armario. Al abrirla, descubrió que había una habitación escondida detrás de ella. "¡Esto es lo que estaba buscando!" exclamó Bauti emocionado mientras entraba en la habitación.

Pero entonces, algo extraño comenzó a suceder. Los objetos en la habitación comenzaron a moverse solos y las luces empezaron a parpadear. Entonces apareció una figura oscura y amenazante que se acercaba lentamente hacia él.

Pero Bauti no se asustó. Sabía que tenía que enfrentar sus miedos si quería salir victorioso.

Con todo su valor, Bauti gritó: "¡No tengo miedo de ti! ¡Sé que eres solo un monstruo imaginario!"Y así fue como el monstruo desapareció en el aire, dejando atrás solo una sensación de alivio y satisfacción para Bauti. Desde ese día, Bauti aprendió que no siempre hay cosas horribles esperándonos detrás de cada puerta cerrada o debajo de cada cama.

A veces nuestros propios miedos son los responsables de crear monstruos imaginarios en nuestra mente. Y si tenemos el suficiente coraje para enfrentarlos, podemos vencer cualquier obstáculo y lograr lo imposible.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!