Bautismo en Villa Esperanza



Había una vez, en un pequeño pueblo argentino llamado Villa Esperanza, un niño llamado Juanito. Juanito era un niño curioso y siempre estaba en busca de aventuras.

Un día, mientras jugaba cerca del río que atravesaba el pueblo, escuchó un rumor emocionante: ¡Jesucristo se iba a bautizar allí mismo! Juanito no podía creerlo. Había oído hablar de Jesucristo en la escuela y sabía que era alguien muy especial.

Sin pensarlo dos veces, decidió ir al río para presenciar ese momento único. Cuando llegó al río, vio a mucha gente reunida allí. Habían venido de todas partes para ver el bautismo de Jesucristo. La emoción llenaba el aire y todos esperaban con ansias.

De repente, apareció Jesucristo vestido con su túnica blanca y humildemente se acercó al agua. El cielo se iluminó con una luz brillante mientras todos miraban expectantes. "Es increíble", susurró Juanito emocionado a su amigo Pedro que estaba junto a él.

Justo cuando Jesucristo estaba por sumergirse en el agua, algo inesperado ocurrió: una bandada de pájaros voló sobre ellos y uno de ellos dejó caer su nido directamente sobre la cabeza de Jesús.

Todos quedaron atónitos e incluso hubo algunos murmullos entre la multitud sorprendida. Pero Jesús solo sonrió y dijo:"No te preocupes pequeñito plumífero, entiendo tu equivocación".

Y sin dudarlo dos veces sacudió las ramas y hojas de su cabeza y continuó con el bautismo como si nada hubiera pasado. La multitud quedó maravillada por la actitud de Jesucristo. Era un ejemplo de comprensión, paciencia y amor a pesar de lo inesperado.

Juanito se sintió inspirado y decidió aprender más sobre Jesús para ser una mejor persona. Después del bautismo, Jesucristo se acercó a Juanito y le dijo:"Juanito, me alegra verte aquí. No tengas miedo de las situaciones inesperadas en la vida, siempre hay algo que aprender y crecer".

Juanito asintió emocionado mientras pensaba en todas las aventuras que había vivido antes de llegar al río ese día. Desde ese momento, Juanito se propuso seguir los ejemplos de comprensión y amor que había visto en Jesucristo.

Comenzó a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, compartiendo su tiempo y sonrisa con todos aquellos que lo necesitaban. Con el tiempo, Villa Esperanza se convirtió en un lugar lleno de bondad donde todos eran tratados con respeto y amabilidad.

La historia del bautismo de Jesucristo fue contada una y otra vez para recordarles a todos la importancia de aceptar las cosas inesperadas con gracia.

Y así, gracias al encuentro entre Juanito y Jesús en el río, Villa Esperanza se transformó en un lugar lleno de esperanza donde cada uno aprendía a valorarse mutuamente sin importar lo que ocurriera. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Hasta la próxima aventura!

FIN.

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