Bautista y el poder del equipo


Un día, Bautista estaba jugando al basquetbol en la cancha de su barrio cuando se acercó un grupo de niños mayores que él.

Uno de ellos le preguntó:- ¿Tú juegas bien al basquetbol? Bautista respondió con timidez:- Sí, un poco. El niño mayor rió y dijo:- Vamos a ver si eres tan bueno como dices. Los otros niños empezaron a jugar contra Bautista y su equipo, pero el pequeño demostró ser muy habilidoso.

Anotó varias canastas y robó el balón muchas veces. Los otros niños no podían creer lo que veían. - ¡Este chico es increíble! -exclamaron sorprendidos. Desde ese día, los niños mayores del barrio invitaron a Bautista a jugar con ellos más seguido.

Él se sintió muy feliz por haber hecho nuevos amigos y por haber demostrado sus habilidades en el deporte que tanto amaba.

Pero un día, cuando estaban jugando juntos, uno de los niños mayores empujó a Bautista sin querer y él cayó al suelo lastimándose el brazo. Todos se preocuparon por él y lo ayudaron a levantarse. - Lo siento mucho -dijo el niño mayor-. No quise hacerte daño.

Bautista sonrió valientemente y les dijo:- No se preocupen chicos, estoy bien. A veces los accidentes pasan en el deporte, pero eso no significa que tengamos que dejar de jugar juntos. Los demás asintieron con la cabeza y siguieron jugando como si nada hubiera pasado.

Desde entonces, Bautista aprendió una gran lección: el deporte no solo se trata de ganar, sino también de hacer amigos y aprender a trabajar en equipo.

Y así, Bautista siguió jugando al basquetbol con sus nuevos amigos, demostrando siempre su valentía y habilidad en la cancha.

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